La alemana Sabine Lisicki, vigésima tercera cabeza de serie, y la francesa Marion Bartoli, decimoquinta, lucharon en la final de Wimbledon por hacerse con su primer Grand Slam tras superar las semifinales del torneo.
Lisicki invirtió dos horas y 18 minutos en derrotar en un intenso duelo a la cuarta favorita, la polaca Agnieszka Radwanska (6-4, 2-6 y 9-7), mientras que Bartoli se impuso a la belga Kirsten Flipkens, vigésima favorita, que sufrió problemas en la rodilla, en tan solo una hora y dos minutos (6-1 y 6-2).
Bartoli y Lisicki son dos especialistas en hierba que habían logrado sus mejores resultados hasta ahora en el All England Club: la francesa fue finalista en 2007 (perdió ante la estadounidense Venus Williams), mientras que la alemana avanzó hasta las semifinales en 2011, cuando cayó ante la rusa Maria Sharapova.
Primer set
Como suele suceder en el tenis femenino, los quiebres están a la orden del día y esto sucedió en los primeros juegos, con ventaja para Bartoli, que se adelantó 4-1 gracias a conservar su servicio dos de tres veces, y a tomar los dos primeros de su rival.
Lisicki intentó reaccionar, tuvo amplias ventajas para achicar distancias, pero volvió a ceder su saque y la francesa aprovechó sus falencias con regularidad y una confianza que le dio un rápido 6-1 en este parcial.
Segundo set
La alemana volvió a buscar el camino para la recuperación y estuvo a punto de lograr una ventaja importante cuando estaba 1-0 y dispuso de un par de breakpoints.
Pero Bartoli mostró dureza, lucha y potencia, más allá de tener alguna imprecisión. Así, se recuperó, igualó 1-1 y luego jugó mucho más cómoda para quebrar en cero a Lisicki, para colocarse 3-1 y poner contra las cuerdas a la alemana.
Allí, la francesa apretó a fondo y volvió a quebrar, abriendo decididamente el camino a su primer Grand Slam, con un set de ventaja y dos quiebres a favor.
Así, mantuvo su servicio fácilmente para 5-1 y luego dispuso de tres match points con el saque de Lisicki, que nunca consiguió regularidad hasta que se vio comprometida al extremo. Allí entregó una pincelada de su mejor tenis para dejar las cosas 5-2.
Bartoli salió a servir por el match, pero se encontró con una jugadora diferente a la que había tenido frente a sí hasta ese momento. Ahora Lisicki tenía precisión, despliegue, confianza y velocidad. ¿El resultado? Un quiebre para 3-5 y saques ganadores para 4-5. La final seguía viva y el público empieza a disfrutar.
Pero Bartoli frenó el sueño de Lisicki en seco. Tomó confianza con dos puntos sólidos desde el fondo y definió el pleito con un ace que la consagró como decimooctava campeona de Wimbledon de la era abierta.
Es además su primer Grand Slam, después de 47 participaciones y una final perdida en este mismo escenario.
Fuente: Infobae