El parlamentario cumple cuatro días en huelga de hambre y coció sus labios
El coordinador nacional político encargado de Voluntad Popular, diputado Juan Andrés Mejía, responsabilizó a la ex ministra del Poder Popular para el Servicio Penitenciario, Iris Valera; al director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), mayor general Gustavo González López; al director de la cárcel de Tocuyito, Ronald Zapata; y a la jueza Luz Santa Fe por la vida, integridad y futuro del diputado Gilber Caro, quien cumple cuatro días en huelga de hambre y coció su boca para presionar a las autoridades que manejan el caso. y procedan a su inmediata libertad.
«Gilber Caro tiene 4 días sin consumir alimentos y arriesgando su vida. En las últimas horas se coció la boca como medida extrema para que las autoridades entiendan esta situación. Gilber es diputado electo a la Asamblea Nacional y hoy está en una situación inhumana. Él forma parte de una lista de 60 activistas de Voluntad Popular que están siendo perseguidos por Nicolás Maduro. Recordemos que Gilber fue la primera víctima de lo que nosotros denominamos el Plan Siembra contra VP, el cual busca aplicar la justicia militar para perseguir y montar ollas contra la organización y responsabilizarnos de la crisis que se vive en Venezuela”.
En compañía de la diputada Adriana Pichardo y Ligia Delfín, el dirigente estudiantil Hasler Iglesia, los abogados defensores Theresly Malavé y Juan Luis González y la hermana de Gilber, Yeidy Caro, Mejía detalló que el parlamentario ha permanecido fuertemente aislado e incomunicado desde que fue detenido el pasado 11 de enero. En este sentido, recordó que la Organizaciones de Naciones Unidas (ONU) establece que el castigo de aislamiento está permitido solo en casos extremos y por un máximo de 15 días, más tiempo se considera una tortura.
“De los más de ocho meses que tiene Gilber secuestrado, seis meses ha estado en aislamiento celular. Hoy está preso en la cárcel Hombre Nuevo en Libertador, mejor conocida como Tocuyito, la cual es una cárcel para presos comunes y condenados, cuando Gilber permanece con el procedimiento abierto aún. Sin condena. Estuvo seis meses sin hablar con sus abogados ni sus familiares. Él está en una celda de 2×3 donde ningún reo le dirige la palabra, y si lo hace, es castigado. Tampoco ha recibido luz solar, por lo que se ha deteriorado su salud y ha perdido peso”.
Asimismo, reiteró el compromiso de la tolda naranja para lograr la libertad del parlamentario y de todos los presos políticos en Venezuela. “Gilber es una víctima más de este régimen que solo se dedica a perseguir y atropellar a la disidencia, pero no por solucionar los problemas de los venezolanos. Iris Valera, González López, Luz Santa Fe y Ronald Zapata serán llevados a la justicia nacional e internacional y quedarán sus nombres en la historia como unos torturadores y violadores de Derechos Humanos en Venezuela”.
En este sentido, la abogada Theresly Malavé, exigió a las autoridades del Estado que se apruebe el traslado de Gilber Caro a la cárcel militar de Ramo Verde y se garantice el debido proceso. También, informó que le fue negada la visita de los abogados y advirtió que la vida del activista de VP corre peligro. “El régimen persigue a Gilber por ser diputado, por ser de Voluntad Popular y por ser un hombre con convicciones. En Tocuyito nos dice que está suspendida la visita familiar y de abogado. Además, la audiencia se ha pautado en 3 oportunidades, y no se ha dado. Ellos saben que Gilber es inocente y que lo sembraron. Por eso, exigimos que se garantice el debido proceso, que sea trasladado a Ramo Verde, o en su defecto, que sea liberado”.
Denunció que en Venezuela persiste la violación a los derechos humanos de los venezolanos y que se está aplicando un cruel modelo del aislamiento celular a los presos, quienes terminan padeciendo de ansiedad, depresión, desorientación y pueden incluso atentar contra sus vidas.
Finalmente, la hermana del diputado, Yeidy Caro, afirmó que ha sido testigo de innumerables maltratos hacia su hermano. “Mi madre y yo somos testigos de los maltratos hacia mi hermano. Nosotros lo persuadimos para que no se cociera la boca, pero lo hizo. En una oportunidad, él mando una carta a su hija y una de las custodias se la quitó. El martes fuí a la cárcel y le pedí al sub director que me atendiera y después de varias horas, me atendió y me dijo que mi hermano se había cocido los labios. Le pedí hablar con él, pero no lo permitió. Yo no voy a dejar a mi hermano solo en esto. Con él se vienen cometiendo abusos desde que lo apresaron y jamás han dejado de torturarlo. La hija de Gilber tiene 12 años y está sufriendo, a la mamá le dio un ACV y no ha podido ni dormir pensando en que su hijo no está comiendo”.
Comunicaciones Voluntad Popular/ Yubrimar Ochoa
Fotos/ Antonio «El Tigre» Rodríguez