Semillas de papa y zanahoria de calidad no llegan al campo venezolano. Costos de producción en las cosechas impacta en la venta final a los consumidores que cada semana ven incrementos en los rubros.
Las zonas productoras de verduras tienen los cultivos en crisis. La escasez de insumos y de semillas pone peso a las cosechas que salen con altos costos de producción y que el consumidor termina pagando los efectos de la inflación.
Maryluz Pérez, ama de casa, aseguró que los precios de las verduras aumentaron en una semana 50 por ciento. La cebolla que estaba en una banda de precio de 900 bolívares y mil, inició las ventas semanales con roce de mil 500 bolívares. La zanahoria trepó a mil 300 bolívares, tras estar a casi 800 bolívares. La papa dio un salto al pasar el kilo de 699 bolívares a 850 bolívares.
En los mercados populares el tomate roza los 800 bolívares, mientras que en los supermercados se vende a mil bolívares el kilo. La yuca, dentro de los rubros de tubérculos, subió de precio al pasar de 350 bolívares a 650.
Desde La Grita, estado Táchira, se conoció que los productos agrícolas varían de precios por las limitaciones de la agricultura. “La semilla no se encuentra y la poca que hay llega de baja calidad. Algunas las traen de Colombia y entran de contrabando porque aquí no hay”, soltó un agricultor tachirense.
El productor pidió no ser identificado. “Por la vía hay muchos robos y la Guardia (Nacional) lo sabe, a un amigo lo atracaron los propios guardias”, lamentó en el relato de “problemas” que se presentan en el campo, desde que se ara la tierras para sembrar hasta colocar la cosecha en los mercados de Maracaibo.
En los mesones, las verduras se exhiben con precios desafiantes al ingreso mensual de las familias y con una calidad “baja”, criticó un vendedor. La razón está en la “falta de insumos, matagusanos, venenos para tratar la tierra”, resaltó el productor de papa.
De la dotación de fertilizantes y demás agroquímicas que Agropatria debía hacer, “nada” se sabe. Aseguró que los agricultores se mantienen por las compras que hacen en Colombia, aunque la calidad “no es igual. La calidad de la semilla bajó en más 50 por ciento”, lo que impacta en costos al ser más cara y de rendimiento reducido.
La verdad