“Siento que volví a nacer, pero a la vez me dejaron sin vida. La muerte de mi hermano será una marca eterna, tal como los asesinos lo dijeron. Ver cómo lo decapitaron me ha quitado el sueño”, dijo Jessica Báez, pariente del adolescente de 16 años ajusticiado la madrugada del 30 de junio en el sector Toro Muerto, en Puerto Ordaz.
A una semana del crimen, los culpables siguen libres. Nadie sabe quiénes son, ni mucho dónde están. Mientras el Estado “se hace la vista gorda” ante el suceso, la familia Báez Veliz narra lo más “espantoso” que le tocado vivir.
Con pocas lágrimas, pero con una mirada aislada, Jessica, abrazada a su mamá, recordó los últimos momentos de Héctor Jesús. El sábado a las 9:00 de la noche con un vecino, Cristian, salieron de su casa, en las Mini Fincas de Toro Muerto, rumbo al Colegio de Abogados, una “guerra de minitecas” los esperaba para disfrutar la noche, era el sonido de Fortaleza el que querían escuchar.
“Héctor estaba alegre, bailó y brincó mucho con nosotros”. A las 3:00 de la madrugada, cuando ya habían disfrutado de las mezclas de canciones desde los cajones de su miniteca favorita, deciden retornar a sus hogares. Era alrededor de una hora de trayecto a pie.
Acabó la alegría
“Caminábamos contentos echando los cuentos de la fiesta, todo estuvo muy bien”. En el sector El Silencio, Toro Muerto, se toparon con tres hombres, llevaban las caras cubiertas. “Quisimos acelerar el paso, pero teníamos miedo, vimos sus armas. Ellos nos alcanzaron y nos robaron todo. Cuando pensamos que nos iban a dejar ir, fue cuando nos sometieron y metieron al monte”.
“Nos comenzaron a golpear y a ellos les quitaron la ropa. Héctor les decía que no me hicieran nada a mí, que me dejaran tranquila”, relató Jessica, de 20 años y con voz quebrantada.
Entre los golpes y forcejeos, Cristian logró zafarse. Desnudo se escondió entre la zona boscosa y dejó a sus amigos con los tres delincuentes.
“Cuando Cristian se escapó dos de los sujetos fueron tras él y uno se quedó con nosotros. Héctor se me acercó y me abrazó, me decía que no tuviera miedo”.
En cuestión de minutos regresaron los dos individuos, que según Jessica, por su vestimenta y manera de hablar no tenían más de 20 años. “Cuando regresaron dijeron: ‘¡Se escapó!’. Se pusieron furiosos y separaron a Héctor de mí. ‘Mátalo’, repetía uno de ellos. Se lo llevaron a varios metros de donde me tenían agarrada por el cabello y luego uno gritó: ‘Trae a la hermana, para que vea y quede marcada’. Me arrodillaron frente a él y le cortaron la cabeza. Él me defendió y yo pido justicia”.
Carmen aseguró que en su comunidad no hay seguridad
Huir sin saber a dónde
No había pasado un minuto de la espantosa muerte cuando obligaron a Jessica a correr. “Vete, corre si no quieres morir igual, lo que ellos no saben es que mataron parte de mi ser, a pesar de estar viva, no puedo vivir tranquila, ver cómo decapitaron a mi hermano es lo peor de mi vida”.
Sin saber por dónde salir, la afectada logró llegar a la calle principal de la barriada y acudió a Hidrobolívar, situada en esa comunidad.
Ahí estaba su papá, Ricardo, cumpliendo una guardia como operador de planta. “Le conté lo que había pasado y fuimos a buscar a la Guardia Nacional, fuimos al sitio y al llegar solo estaba el cadáver de mi hermano, los asesinos se habían ido, ellos andaban a pie, cuando nos sometieron no vimos ningún carro”.
Madre desconsolada
Carmen Veliz aún no cree que ya no volverá a escuchar la voz del penúltimo de sus seis hijos. “No quise verlo sin su cabeza, no me atreví, pero sí lo recuerdo en esa urna. Esto es un dolor muy grande y lo peor es que cada vez somos más las madres que nos toca vivirlo, Héctor era un niño, acababa de cumplir sus 16 años (el 12 de junio). No confío en las leyes, solo espero la justicia divina, este dolor no lo podrá acabar nadie”.
Carmen señaló que no ha recibido ningún tipo de respuestas por parte de un ente gubernamental ni policial. Indicó que “a mi casa nadie se ha acercado siquiera a preguntar, todos los gastos fúnebres y del entierro fueron pagados por nosotros. Pareciera que no les duele las desgracias de otros”.
Héctor “era un buen muchacho. Que lamentablemente existan tantas mentes macabras, capaces de cometer un crimen de esa manera, eso es de demonios”, señaló un vecino.
El adolescente era estudiante de bachillerato, estaba pasando sus vacaciones en casa de su mamá, pues vivía con una de sus hermanas mayores en el estado Guárico.
“Vino a visitarme y aquí se quedó, lástima que no físicamente. Mi único llamado es a respetar la vida, nadie merece morir en manos de otro, el Plan Patria Segura es un nombre más, aquí muy poco vemos policías, queremos seguridad”, apuntó Carmen sentada en el patio de la casa donde una vez vio correr y jugar al hijo que hoy, por el hampa y la descomposición social, ya no está entre ellos, sino bajo tierra en el Cementerio Parque Jardines del Orinoco.
Caso similar
El miércoles fueron sepultados los dos menores. Foto Cortesía El Nacional
Así como el caso de Héctor Báez en Ciudad Guayana, está el suceso ocurrido en la Ciudad Belén de Guarenas, estado Miranda. Dos niños fueron degollados el 29 de junio por un adolescente de 17 años, que además puñaleó y abusó sexualmente de una niña de 11 años.
José Miguel García y Sergio Serrano, de 9 y 10 años respectivamente, estaban con la pequeña tumbando mamones de una mata cuando el sujeto los atacó.
Según han reseñado en los medios nacionales el criminal atacó a la menor y los dos varones la defendieron. La pequeña corrió y, luego de matar a los niños, fue encontrada por el criminal que la violó y puñaleó en diferentes partes del cuerpo.
Por el triple crimen, gracias a las declaraciones de la afectada, que sobrevivió, el domingo funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) arrestaron al presunto responsable, un menor de 17 años, también residenciado en esa barriada.
Los cuerpos de las víctimas fueron enterrados en un barranco que divide el barrio Guacarapa y Ciudad Belén, lugar donde las autoridades los halló la madrugada del sábado.
Según lo informado por el comisario Douglas Rico, subdirector del Cicpc, el detenido tiene problemas psicológicos y desde diciembre del 2012 tiene expediente policial por agresión luego de lesionar en el cuello y abusar de dos niñas en esa misma población. Familiares de Héctor Jesús esperan que así como se esclareció el caso de estas dos criaturas, también capturen a los responsables de la muerte de su ser querido.
Fuente: Correo del Caroni