Los elevados precios de los productos del mar obligan a los consumidores a reducir las compras.
Beatriz Pereira, que visitó varias pescaderías del mercado de Quinta Crespo, afirmó que cumplirá con la tradición de no comer carne roja en esos días, pero de manera moderada. “No podré comer pescado todos los días santos, eso está muy caro”.
Yolanda Pérez, en el mercado de Chacao, desistió de llevar la mercancía que solicitó, y la dejó en el peso en lo que escuchó el valor: tres filetes de curbina le salía en 800 bolívares. “No, déjalo así, no lo puedo llevar”, le dijo al vendedor y abandonó el lugar.
Los comerciantes reconocen que este año los precios están significativamente más altos en comparación con 2014. Aseguran que están más del doble. “Lo que el año pasado costaba 200 bolívares, este año cuesta más de 400 bolívares”, indicó a El Nacional el encargado de un local en el mercado de Quinta Crespo.
El más reciente informe del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros muestra que en febrero pasado el precio de los pescados y mariscos subió 29% con respecto al mes anterior. La inflación de alimentos en 2014 fue de 102,2%, según el Banco Central de Venezuela.
En Quinta Crespo las pescaderías ofrecen el kilo de lebranche en 398 bolívares, el de tajalí en 259, el de jurel en 398, el de atún en 879, dorado en 329 y el de carite en 569 bolívares. Eso en lo que se refiere a pescado fresco, porque si el consumidor opta por adquirir el salado los precios son otros: 518 bolívares el kilo de cazón, 522 el de dorado, el de filet de curbina en 850, el de aguja en 608 y chucho en 396 bolívares.
En el mercado de Chacao los pescados frescos salen en 1.080 bolívares el kilo de aguja, de atún y róbalo; en 980 el kilo de carite en rueda, de curbina y dorado; en 1.790 bolívares el kilo de róbalo en filet y en 1.380 el kilo de pez espada. El kilo de chucho salado cuesta 780 bolívares.
Si el comprador decide incorporar mariscos a la dieta es necesario desembolsar más dinero. El kilo de calamares está entre 598 y 750 bolívares, el de langostino 1.860 bolívares y el de camarón se encuentra desde 989 hasta 1.140 bolívares. Pero si el consumidor lo quiere pelado, el precio llega a 2.150 bolívares; lo que representa 38,23% del salario mínimo, que es 5.622,48 bolívares.
Menos compras, menos ventas
“Este año seguiré cumpliendo con la tradición, pero no creo que pueda adquirir filetes. Para mi familia, que está formada por cuatro integrantes, me resulta mejor comprar un pescado que pueda mechar como cazón o chucho, que rinde más”, señaló Mariela Sánchez, en el mercado de Chacao.
Narciso Rodríguez, encargado de una pescadería en Quinta Crespo, expresó que los consumidores siguen comprando productos del mar, pero en menos cantidad que antes y que, en ocasiones, se deciden por los más económicos. La consumidora María González confirmó lo dicho por Rodríguez: “Llevo sardinas, son una buena alternativa”. En ese mercado las venden en 80 bolívares el kilo.
Los comerciantes coincidieron en que las ventas han caída este año en comparación con 2014. Señalaron que el descenso está entre 40% y 75%. Por la acentuada disminución, los comerciantes adquieren menos mercancía. Un encargado de un local en Quinta Crespo afirmó que hace 2 meses compraba 48 cajas de roncador a la semana, pero que ahora con 5 cajas es suficiente para atender la demanda.
Otro vendedor añadió que hace tres años el local donde trabaja vendía a la semana 1.000 kilos de pescado salado, y actualmente no pasan de 200 kilos semanales. “En años anteriores, cuando faltaba tan poco para Semana Santa, teníamos el depósito lleno de pescado para cubrir las ventas de la época, pero este año lo tenemos vacío. Contamos solo con lo que está en la nevera porque la mercancía tarda más en salir”, agregó Rodríguez.
Poca variedad
Las razones de los elevados precios del pescado, según los comerciantes, son la poca variedad que exhibe el mercado y los costos de la cadena de comercialización. A propósito de la primera, todos los consultados señalaron que muchos pescadores venden la mercancía en altamar en dólares a compradores de las islas cercanas Curazao, Aruba y Trinidad y Tobago.
“Les es más rentable y más cómodo porque se ahorran la negociación y venta al intermediario. Llegan a tierra ya con dinero, no con mercancía por colocar”, contó uno de los vendedores.
Añadió que no es una práctica nueva, viene ocurriendo desde hace aproximadamente dos años, pero se ha intensificado en los últimos meses. “Como llega menos pescado a la costa, lo poco que arriba lo venden carísimo”, aseveró.
Unas de las ausencias más notorias son el mero y el pargo, los cuales no llegan a algunas pescaderías desde el año pasado.
Sobre los costos de la cadena de comercialización, además de los propios del proceso, otro vendedor dijo que están “las comisiones que se deben pagar a miembros de la cadena o a funcionarios públicos”. Para evitar estos incrementos, agregó que en ocasiones se trasladaba a las costas y negociaba directamente con los pescadores. Sin embargo, dejo de hacerlo por la inseguridad personal.
Desde que el gobierno eliminó la pesca de arrastre en 2009, la variedad de productos del mar en el mercado descendió drásticamente. María Pía, que se dedicó a la actividad en el estado Falcón hasta que la prohibieron, indicó que esta modalidad de pesca proveía al país de más o menos 75% de los productos de ramo que se consumen.
Dijo que uno de los rubros más afectados son los mariscos, que casi en su totalidad se obtenían con pesca de arrastre. “Ahora, prácticamente lo que se ve en los establecimientos son importados, por eso es que tiene esos precios tan elevados”.
Fuente: BancaYNegocios