Venezuela y el fracaso regional para defender la democracia

Venezuela y el fracaso regional para defender la democracia

El portal Web, El Cronista, ha preparado una artículo que relata los efectos que puede o no tener los diálogos en esta parte del hemisferio y como Venezuela es un ejemplo claro de esto

 

 

 

El 11 de diciembre de 2010, el ex Secretario General de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, dio un discurso en el Congreso peruano que tendría enormes consecuencias para toda América latina: propuso la aprobación de una carta democrática interamericana.

 

 

 

El diplomático por excelencia del último siglo de América latina sabía perfectamente que la infinita paciencia del tradicional diálogo diplomático no era suficiente para resolver las crisis democráticas como la vivida en Perú. A pesar del autogolpe de Fujimori de 1992 y de las numerosas y graves violaciones a los derechos humanos perpetradas por el dúo Fujimori-Montesinos, los países de la OEA privilegiaron un diálogo interminable.

 

 

 

Pérez de Cuellar era consciente de que la democracia peruana había sido recuperada debido a los vídeos de Montesinos repartiendo miles de dólares a líderes peruanos y no gracias a los elegantes diálogos en los lujosos salones de la OEA junto al río Potomac en Washington. En su discurso en el Congreso delineó los requisitos que debía contener la carta democrática para cambiar el rumbo de nuestra historia autoritaria. En primer lugar propuso el reconocimiento de la democracia como un derecho. De esa forma, la democracia abandonaba la biblioteca de las ciencias políticas para incorporarse al canon jurídico interamericano.

 

 

 

En segundo lugar, propuso definir el contenido de la democracia para que la comunidad internacional pueda responder, no sólo a los burdos golpes de fusiles y botas, sino también frente a otras ‘alteraciones del orden constitucional que afecte gravemente el orden democrático’. En tercer lugar, y como consecuencia del fracaso del diálogo como único método de la diplomacia, propuso agregar un procedimiento de actuación colectivo, democrático y progresivo que el diálogo diplomático sea eficiente.

 

 

 

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Fuente: El Cronista

Por Confirmado: David Gallardo

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