No es cualquier cosa el cierre de dos emisoras en un día. Y mucho menos que haya ocurrido en el interior del país, específicamente en el estado Carabobo. La mayoría de las veces la población de esas zonas solo tiene acceso a las noticias de su pueblo, su ciudad, otras regiones y de la capital a través de la radio. Cerrarlas arbitrariamente es violarles un derecho humano, el que tienen a la información.
Pero esto ha sido práctica recurrente y heredada. Comenzó Hugo Chávez y ha continuado su sucesor, el que él mismo dejó desde el fondo de su corazón, Nicolás Maduro. La organización no gubernamental Espacio Público tiene los números en la mano, en 19 años de gobierno chavista se han cerrado 233 emisoras en todo el país. Y el brazo ejecutor es la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, pero no es que dé explicaciones de las medidas, a veces solamente llegan a decir que son “órdenes de arriba”.
Y es que Maduro está apretando la tuerca, seguramente porque se avecina una campaña electoral. Y los venezolanos del área metropolitana tienen que entender la realidad de las regiones, en donde no hay acceso a Internet de manera regular, por lo tanto no tienen posibilidades de otro tipo de conexiones; tampoco cuentan con los ingresos que les permitan pagar televisión por suscripción. Si les quitan las emisoras, quedan en la nada, en un limbo. Los de Capanaparo no se enteran de lo que pasa en Las Tejerías, por ejemplo.
Esta vez fueron 105.3 FM y Play Top 91.5 FM en Carabobo. En los primeros 15 días de octubre también Conatel mandó a cerrar 6 radios de Zulia. Y en los últimos 4 meses dejaron de transmitir 46 emisoras en 7 estados del país, de acuerdo con el Colegio Nacional de Periodistas. Con estas medidas, el gobierno chavista ha coartado la libertad de información y de expresión de miles de venezolanos; después muestran asombro y denuncian “campañas mediáticas” que los acusan de violadores de los derechos humanos. Y lo que es peor, el robo, como lo denuncia la presidenta del gremio, Delvalle Canelón, pues no solo sacan del aire las emisoras, sino que se apropian de los equipos. ¡Insólito!
Nadie puede olvidar el nefasto año 2007, cuando Hugo Chávez mandó a cortarle la señal a Radio Caracas Televisión. Pero aunque ese fue un evento que dio la vuelta al mundo, su sed de hacer de Venezuela una nueva Cuba sin medios de comunicación se ha seguido desarrollando con precisión de reloj. Hay que contar en esta arremetida los periódicos que han dejado de circular, los canales comunitarios y por supuesto las emisoras de radio. Pero no hay que olvidar que los medios que siguen saliendo a la calle se han plegado a una autocensura que los separa por completo de lo que significa el periodismo en una sociedad.
Por eso no hay que callar. El Nacional alza y alzará su voz por cada periódico, revista, página web, emisora, programa o canal que los censuradores del gobierno chavista saquen de circulación, porque cada una de esas medidas constituye una prueba más de los crímenes que cometen en contra de los venezolanos. Ellos quieren una Venezuela silenciada en la que solo se oiga la voz de Superbigote. El problema para ellos es que nadie quiere escucharlo, ni que sea lo único que se transmita.
Editorial de El Nacional