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JVR: Venezuela la tiene difícil

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JVR: Venezuela la tiene difícil

El tratamiento de temas como el Esequibo y el cierre de la frontera de algunos municipios del estado Táchira con Colombia, permite a estas alturas del desarrollo de esos procesos hacer consideraciones reveladoras de su complejidad. Vamos por parte:

 

 

Ante todo hay que reconocer que Venezuela no la tiene fácil. Los dos asuntos fueron abordados con decisión por el gobierno nacional. Maduro acertó tanto en la escogencia de la oportunidad para asumirlos como en la firmeza con que lo ha hecho. Ambos requerían que el estado venezolano los encarara. El sequibo, porque la soberanía de Venezuela sobre un territorio del cual fuimos despojados, no admite más diferimiento, habida cuenta que el gobierno guyanés viola descaradamente el Acuerdo de Ginebra al  otorgar concesiones de manera unilateral para la explotación de recursos, con lo cual pretende legitimar (entre comillas) su presencia en un territorio que no es suyo sino de Venezuela.

 

 

El otro tema, el de la frontera con Colombia, posee la misma complejidad que el anterior. Era urgente que el estado venezolano adoptara la decisión de cerrar la frontera ante la acumulación de anomalías que afectan al país. El conjunto de delitos que allí converge, conformó una especie de para-estado que se convirtió en auténtico desafío para el estado venezolano, situación ésta que contó con la beligerante participación de Colombia como ha quedo demostrado luego del cierre de la frontera. Venezuela ejerció soberanía en siete municipios del estado Táchira fronterizos con Colombia, con lo cual provocó la reacción de todos aquellos que  se vienen beneficiando con la irregular situación que allí se estaba viviendo.

 

 

Es obvio que ambas iniciativas de Venezuela iban a chocar con poderosos intereses tanto en Guyana como en Colombia. En ambos casos, porque sin duda tocaron intereses económicos importantes y, además, de carácter político. Guyana moviliza factores internacionales que se proponen desestabilizar a Venezuela y derrocar a Maduro; mientras que Colombia recicla su vieja postura antivenezolana y ve llegado el momento de actuar. Tanto en Guyana como en Colombia se ha producido una alianza interna para atacar a Venezuela. En Guyana la oposición cierra filas en torno al gobierno de derecha de Granger, y en Colombia pasa igual. La casta política, conservadores, liberales y en general la derecha, ha reaccionado vehementemente contra el gobierno venezolano por lo cual se produce el milagro de la coincidencia de enemigos acérrimos. Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos y César Gaviria, deponen sus diferencias –por cierto, muy profundas– para concertar la política contra Venezuela. Todo lo contrario a lo que aquí pasa, donde la oposición juega a favor de los planes de los enemigos del país orientados al derrocamiento de Nicolás Maduro.

 

 

Ante este complicado cuadro considero que. Por tanto, tiene que actuar con habilidad, no dejando abiertas brechas por donde se cuele la acción colombo-guyanesa, explicando al mundo la verdad de lo que sucede y ampliando el espectro de las alianzas. Puntualizo esto no porque dude de lo acertado de las medidas adoptadas hasta ahora, sino porque nunca hay que desestimar a los adversarios, sobre todo cuando uno sabe que actúan envenenados por el odio a Venezuela y al proceso bolivariano.

 

Editorial del Programa de Jose VicenteHoy en Televen

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