La actual crisis que atraviesa la economía venezolana se ha definido como la peor de su historia y una de los peores en toda la región.
Con perspectivas a una contracción de más de 10% en el PIB, proyecciones de inflación que ya se acercan a 800% anual y descenso generalizado en el consumo, a veces el deterioro de la situación pareciera no tener fin.
A pesar de haber atravesado fuertes ciclos de crisis económicas caracterizadas por la necesidad de ajustes internos ante la baja de recursos producto de la caída en la facturación petrolera, Venezuela siempre ha encontrado el camino de vuelta.
En el pasado fue posible superar una primera crisis tras el famoso “viernes negro” de 1983, se recuperó el país tras el Caracazo de 1989 y la crisis financiera de 1994, se superaron los embates de la crisis global de 2008 y sus efectos para los países productores de petróleo.
Del mismo modo, esta crisis no será la última ni resultará imposible de superar, solo que dejará importantes lecciones debido a las circunstancias en que se está presentando, y será necesario tomar previsiones para evitar que en el futuro vuelva a repetirse el mismo ciclo.
En esto último, la voluntad política es de suma importancia. El economista Francisco Rodríguez lo señaló este miércoles, al expresar cómo las propuestas de reformas económicas que el Gobierno nacional solicitó a Unasur -y en cuya elaboración participó directamente- no han sido aplicadas hasta el momento, al tiempo que criticó la insistencia y profundización en las políticas basadas en controles.
Insistir en las mismas fórmulas esperando obtener resultados diferentes es una práctica reñida con el éxito.
Solo mediante el estímulo a la iniciativa privada, el restablecimiento de la seguridad jurídica y el respeto a la institucionalidad y la generación de iniciativas al emprendimiento individual y la creación de riqueza podrá diversificarse la economía y será posible fomentar el renacimiento económico que necesita el país.
Fuente: Banca y Negocios