«Señores, por favor hagan una fila aquí, no me tapen la entrada al banco”, mandó el guarda de seguridad a un grupo de venezolanos que en la mañana de ayer y como viene sucediendo desde hace un par de semanas, atestan los cajeros electrónicos de algunas entidades bancarias de Cúcuta para retirar dinero.
La aglomeración, que hasta ahora solo veía en las empresas de giros internacionales a donde llegaban los envíos de recursos desde Venezuela, se da a causa de la otra modalidad que están usando los ciudadanos del país vecino para acceder a los dólares que da el Gobierno ‘bolivariano’.
Jackson Rubio, que llegó desde San Cristóbal (Táchira, Venezuela), traía en su bolsillo una tarjeta de un banco de su país, uno de los oficiales, es decir, del Estado, con la que retiraría el equivalente en pesos a 100 dólares que había comprado en una subasta al Gobierno de su país.
“Las subastas son semanales y tenemos derecho a comprar hasta 700 dólares cada tres meses”, explicó este hombre, casado y con dos hijas, que hasta hace algunos meses se dedicaba al negocio de la venta de medicamentos en un local propio y que hoy está ahorrando para salir con ellos del país.
La transacción es simple. En esta ocasión, Rubio compró 100 dólares a una tasa preferencial de 7.100 bolívares por dólar, es decir que invirtió 710.000 bolívares (unos 177.500 pesos aproximadamente).
Ya en Cúcuta, después de varios intentos para que el cajero le leyera la tarjeta electrónica, pudo retirar un poco menos 300.000 pesos, teniendo en cuenta que en Colombia cada dólar se cotiza a $3.000, de acuerdo con la tasa representativa del mercado de las últimas semanas.
Dicha transacción le dejó una ganancia cercana a los 120.000 pesos, adicionales a lo invertido.
Ahora, con esos recursos hay varias opciones, una es hacer mercado en Colombia para suplir la escasez de alimentos en su país.
La segunda, como en el caso de Rubio, es llevar los pesos a una casa de cambio de Cúcuta, comprar dólares y ahorrarlos para su viaje, ganando de paso algunos dólares más, aprovechando que el precio de la moneda internacional en los negocios siempre es más bajo que la tasa oficial.
La tercera opción, la preferida por la mayoría, es cambiar esos 300.000 pesos a moneda venezolana, los cuales resultarían en 1.200.000 bolívares aproximadamente, que llevan a Venezuela para volverlos a invertir y así comprar más dólares en la siguiente transacción.
La Opinión