Cuidar la higiene íntima es un aspecto clave en la vaginosis bacteriana.
La vaginosis bacteriana es una alteración masiva de la flora vaginal que provoca que aumenten las bacterias y se destruyan los lactobacilos, microorganismos beneficiosos que forman la flora vaginal.
Esta afección suele estar presente en el 30 por ciento de las mujeres en edad reproductiva y en entre el 10 y el 20 por ciento de las embarazadas, mujeres en las que la aparición de la vaginosis bacteriana puede tener consecuencias como el parto prematuro. “Durante la gestación, la vaginosis bacteriana se asocia estadísticamente a un aumento del riesgo de prematuridad, ruptura precoz de membranas, recién nacido de bajo peso, corioamnionitis y endometritis posparto”, explica Dolores Borrás, médica adjunta del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario y Politécnico La Fe, en Valencia, quien señala que el riesgo de prematuridad es más elevado cuando la vaginosis bacteriana se detecta al inicio del embarazo.
En la mayoría de las mujeres la vaginosis bacteriana no tiene síntomas. Sin embargo, hay algunas manifestaciones que pueden indicar que una mujer la tiene. Inmaculada Duyos Mateos, facultativo adjunto en el Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario La Paz, en Madrid, señala que el síntoma principal es el aumento de la secreción vaginal, homogénea, de color blanco-grisáceo con un olor característico desagradable. “Suele aparecer después de mantener reacciones sexuales y puede ir acompañado de ardor miccional o leve prurito alrededor de la vagina”, apostilla Borrás.
El diagnóstico de la vaginosis se produce muchas veces de forma espontánea debido a esa ausencia de síntomas. Por este motivo, una consulta rutinaria en el ginecólogo puede concluir con el diagnóstico de vaginosis tras obtener los resultados de la citología cervicovaginal.
¿Qué ocurre durante la gestación?
Existen dos casos en los que el especialista puede pedir las pruebas necesarias para saber si hay presencia de vaginosis: en mujeres embarazadas o en aquellas que no presentan síntomas pero que tienen antecedentes de parto prematuro. De hecho, el riesgo de prematuridad es más elevado cuando la vaginosis bacteriana se detecta al inicio del embarazo, según Borrás.
Respecto al tratamiento, Duyos explica que “hay que tratar a todas las gestantes sintomáticas y a aquellas asintomáticas que presenten factores de riesgo de parto pretérmino. La vaginosis bacteriana se trata principalmente con metronidazol y clindamicina. Las pautas de tratamiento son: clindamicina 300 mg/ 12h o metronidazol 500 mg/ 12 h vía oral durante 5-7 días. Ambos han demostrado seguridad en todos los trimestres del embarazo tanto por vía oral como vaginal, aunque la vía oral es la más indicada durante la gestación”.
Por último, Duyos indica que al tratarse de un desequilibrio de la flora vaginal que se ve influenciada por factores hormonales, es difícil reducir el riesgo y adoptar medidas preventivas para evitar su aparición.
Sin embargo, sí se puede tener cuidado con factores relacionados, como son los hábitos de higiene y la actividad sexual. “Una correcta higiene íntima es siempre recomendable”, señala y concluye: “La suplementación con probióticos (lactobacillus) parece que podría servir como tratamiento y también tener un efecto beneficioso en la reducción de recurrencias tanto a corto como a largo plazo”.
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Por Confirmado: Oriana Campos