Las vacaciones son un momento crítico para algunas parejas. Algunas esperan ese momento durante todo el año porque es el único que tienen para estar juntos de verdad, pero para otros es el más temido: discusiones, conflictos… y es que pasar tantas horas al día en compañía de tu pareja puede convertirse en un problema. ¿Por qué no evitarlo entonces?
Ventajas de irse por separado
Cada año pasa lo mismo. Durante el invierno apenas discutís, pero cuando llegan las vacaciones comienzan los problemas. Habitualmente la discusión empieza cuando hay que decidir el destino: tú quieres playa a toda costa y a él le apetece visitar destinos exóticos. Luego viene hablar del presupuesto claro, mientras que tú te conformas con un apartamento, él quiere un hotel casi de lujo. ¿Y si cada uno se fuera por su lado?
Pasar las vacaciones por separado puede tener muchas ventajas. Para empezar, evitas todas esas discusiones sobre dónde ir, qué tipo de alojamiento buscar, qué actividades realizar. Al final uno siempre termina cediendo (cada año el mismo) y se queda sin cumplir todas esas expectativas que ha ido generando durante los últimos meses.
Sobre todo si trabajan juntos puede ser una idea genial. Ya pasan mucho tiempo en compañía del otro y es inevitable que surjan tiranteces en esos casos. Alejense durante unos días hará que se echen un poco de menos, que se desconecten de la rutina, y os da cierta independencia. Además os ayuda a establecer lazos con otras personas, si es que deciden viajar acompañados por otros familiares o amigos.
¿Síntoma de crisis?
Es posible que decidan irse de vacaciones por separado porque su relación no está en su mejor momento. Quizá hayan optado por lo único que podía salvaros de la ruptura, así que no se preocupen. Aprovechen estos momentos de descanso y relax para reflexionar acerca de lo que está ocurriendo entre ustedes, quizá lleguen a una conclusión a la que habría sido imposible llegar en medio del estrés diario.
No tengas miedo del qué dirán. Todas las parejas atraviesan etapas de crisis y cada una las soluciona a su propio modo. Márchate con tus amigas a un destino que siempre hayas querido visitar y olvídate de los problemas. Podrás hacerte una idea de cómo te sentirás si al final decides cortar por lo sano.
Cuando regresen del respectivo descanso deben tener una conversación en la que compartan las conclusiones a las que hayan llegado. ¿Merece la pena seguir luchando por lo de ambos? Si la respuesta es afirmativa, tendrán un nuevo comienzo mucho más fresco que antes.
EllaHoy