Facebook y el Gobierno de Australia han desarrollado un proyecto piloto para poner fin a la porno-venganza entre sus usuarios. Los ciudadanos que sospechan que pueden ser víctimas de ese abuso tienen la posibilidad, desde este mes, de enviar voluntariamente sus fotos y vídeos íntimos a Facebook para que la empresa detecte si otra persona intenta publicarlos sin su consentimiento y evite la difusión de las imágenes.
Se trata del primer proyecto de este tipo, según informa la responsable de Seguridad Global de Facebook, Antigone Davis, en un comunicado. Los usuarios de esas redes sociales ya podían denunciar si imágenes de ellos desnudos o con contenido sexual eran compartidas sin su consentimiento, pero esta iniciativa, en etapa de prueba, busca que las imágenes —reales, retocadas o dibujadas— no se compartan en ningún momento en Facebook, Instagram y Messenger.
El primer paso para alertar a Facebook del posible abuso es completar un formulario en la página web del Comisionado de Seguridad Digital australiano, que será remitido a la compañía.
Después, los usuarios deberán enviarse a sí mismos, a través de Messenger, la foto o el vídeo con contenido íntimo que sospechan que pueda ser difundido. Solo un miembro responsable del equipo de Facebook tendrá acceso a la imagen y creará una especie de huella digital numérica para identificarla si alguien intenta subirla a lnternet.
GV