El traumatólogo del IMSS en Jalisco, José Luis González Romero, advirtió a las mujeres que el uso de zapatos de tacón alto provoca la deformación de los pies, sobre todo los dedos, al grado que pueden tener dificultar al caminar.
“La mayor propensión a enfermedades que afectan los huesos, como la artritis, junto a la utilización de calzado puntiagudo y de tacón alto, hacen de las mujeres las más afectadas por deformidades en los pies”, insistió el experto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Destacó que los dedos en garra, son apenas uno de los efectos del daño que sufren los pies de las mujeres al exponerlos por largos periodos de tiempo, a posturas forzadas como las que ocurren al utilizar tacones altos y zapatos terminados en punta.
Conforme se avanza en edad, dijo, vienen repercusiones asociadas al paso del tiempo como la artrosis, caracterizada por el desgaste de estructuras que forman las articulaciones, incluidas las de los dedos, de ahí que éstos tiendan a encimarse, lo cual, al margen de lo estético, hace difícil utilizar calzado cerrado e inclusive caminar.
En algunos casos el grado de deformación es tan severo que se hace necesaria la cirugía para su corrección y ésta eventualmente requiere la realización de cortes en los huesos que forman los dedos (osteotomía) para poder alinearlos además de colocarles clavos, haciendo la recuperación prolongada y difícil.
El titular de la división de Cirugía en el Hospital General Regional (HGR) No. 46 del IMSS en la entidad, indicó que quienes más buscan solución quirúrgica son pacientes jóvenes, sin embargo tras la intervención lo aconsejable es no utilizar más este tipo de calzado que en buena medida contribuyó a la deformidad.
Agregó que en ocasiones, al margen del tipo de calzado, el hecho de tener antecedentes familiares de artritis, va a detonar esta deformidad, y además está la edad que, insistió, en las mujeres a partir de la cuarta década en que empieza a descender la producción de estrógeno, trae consecuencias diversas, entre ellas a nivel de estructuras que forman las articulaciones.
Lo importante es que ante los primeros síntomas, el paciente acuda a recibir la orientación y tratamiento médicos que correspondan. El abordaje inicial puede requerir del uso de plantillas y la recomendación de no utilizar tacones que rebasen los cuatro centímetros de altura, además de que el calzado sea amplio y cómodo.
En un comunicado, sugirió que toda mujer con antecedentes familiares de enfermedad articular degenerativa, debe acudir a partir de la cuarta década de vida, por lo menos dos veces al año con el ortopedista.
“En promedio es en esa etapa en la que inician los primeros síntomas de las deformidades en los pies que, de no atenderse, al margen del aspecto estético, pueden ser tan dolorosas y molestas que limiten una adecuada marcha con detrimento en la calidad de vida”, afirmó.
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