Una zuliana residenciada en Chile cuenta cómo se vivió el terremoto (Video)

Una zuliana residenciada en Chile cuenta cómo se vivió el terremoto (Video)

“El terremoto duró 2 o 3 minutos, pero para mí fue una eternidad. El movimiento de la tierra fue tan fuerte que era como estar parado sobre gelatina y el ruido del concreto crujiendo fue ensordecedor. Mientras me protegía solo le pedí a Dios por mí y mi familia chilena”. Así describe la periodista zuliana, Crismary Castillo Marengo, el sismo de magnitud 8,2 que sacudió el norte de Chile, la noche del pasado martes.

 

A un año de haberse mudado a la localidad de Iquique—una de las tres ciudades afectadas por el sismo— este no es el primer movimiento de tierra que siente la joven, de 28 años. “Mi novio y su familia son de esta ciudad y aseguraron que nunca habían sentido un sismo con tal intensidad”, contó ayer a PANORAMA la joven marabina, quien todavía está en shock debido al sismo que suma seis personas fallecidas y 900 mil evacuadas de toda la costa chilena, cuya extensión es de 4.329 kilómetros.

 

La periodista contó que en Chile eran las 8:46 pm cuando el crujir de la tierra puso en alerta a sus habitantes, quienes todavía intentan olvidar el catastrófico sismo de 8,8 de magnitud que dejó 500 muertos, el 27 de febrero de 2010.

 

Contó Castillo: “Mi novio y yo íbamos a cenar en casa de mis suegros cuando ocurrió. Me protegí debajo de un pilar de la casa, lo que es un zona segura dentro de la vivienda, y a los 10 segundos se fue la electricidad. Fue horrible porque no podía ver nada, las cosas se caían y todo se movía de lado a lado. Al pasar el temblor se activaron las alarmas de tsunami y teníamos 15 minutos para salir del borde costero e ir a zonas de seguridad que están en tierra más alta”.

 

Según Castillo Marengo, pánico, confusión y rostros de desesperación fue lo que pudo observar al salir a la calle. Sirenas de vehículos sonaban, gritos de desesperación, algunos focos de incendio y la oscuridad de Iquique hicieron latir con fuerza el corazón de Castillo. “La casa en la que me encontraba está en la zona de inundabilidad así que debíamos salir de allí. Éramos cinco personas, una de ellas con dificultades para caminar, así que tuvimos que conseguir un carro para salir”, contó.

 

 

Con botellas de agua en mano y un bolso para emergencias, la joven salió lo más rápido que pudo del lugar junto con sus parientes. “Durante el camino vimos gente corriendo, alterada y llorando. Cuando se iba haciendo cola de vehículos, las personas abandonaban sus carros por la desesperación de llegar hasta la zona de seguridad. Vi muchos policías y militares, los helicópteros sobrevolaban la zona”, detalló.

 

La noche del pasado 1 de abril, mientras la alerta de tsunami era un eco en la zona norte de Chile, el mar se apoderó de unos 200 metros de la costa, inundó un paseo turístico y una avenida en la que el agua se estancó unos 50 centímetros, según reseña un informe de la Gobernación Marítima de Iquique.

 

Mientras la ciudad se hundía en el pánico debido a la caída de los servicios de electricidad y comunicaciones, Castillo y su familia lograron resguardarse en la zona de seguridad donde permanecieron hasta las 8:00 de la mañana.

 

“La alerta de tsunami se levantó a las 6:56 am. No dormimos y yo todavía no he podido pasar el susto. Durante toda la madrugada y la mañana he sentido unas ocho réplicas que superan los 5 grados”, contó Castillo quien aseguró, que en 22 minutos de entrevista vía telefónica, sintió dos temblores más.

 

Pasadas las 8:00 de la mañana la joven y su familia volvieron a casa. “En el camino pude ver vidrios rotos, los autos seguían abandonados en la carretera y unas cerámicas que se desprendieron de las paredes en una calle”, indicó.

 

“El daño más grave está en la costa en una zona conocida como Caleta. En ese lugar, los pescadores artesanales venden lo que sacan del mar. Lo lamentable es que en el muelle en el que estaban unas 80 embarcaciones sí fueron evidentes los estragos del terremoto. Mucha se hundieron por el alto oleaje”.

 

Medios internacionales reseñaron que más de 80 embarcaciones quedaron destrozadas por el golpe de las olas que alcanzaron los 2,52 metros de altura. La presidenta, Michelle Bachelet, quien viajó hasta Iquique, declaró sobre luego de evaluar los daños: “Vamos a trabajar con los comités de emergencia para ver las necesidades”.

 

Las regiones chilenas de Arica-Parinacota y Tarapacá, ubicadas a unos 1.800 kilómetros al norte de Santiago, fueron las más golpeadas por el movimiento telúrico. Crismary, una zuliana que dejó su hogar hace un año para establecerse en Iquique, vive para contarlo. “Sentí mucho miedo porque en Venezuela no tenemos cultura antisísmica. Gracias a Dios estoy viva”.

 

 

Panorama

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