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Una elección injustificable

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Una elección injustificable


 

¿Cómo se puede explicar que representantes del régimen se sienten en una mesa a discutir sobre derechos humanos?

 

 

¿Cómo se puede entender que el régimen se convierta en acusador de algún otro país que supuestamente no respete los derechos de su gente?

 

 

¿Cómo se puede justificar que, a pesar de la existencia de un documento como el presentado por Michelle Bachelet, se le dé a la delegación de Maduro la posibilidad de ser acusado y acusador?

 

 

Esas son las cosas que suceden en la diplomacia multilateral. Hay demasiados actores, hay demasiadas manos, hay demasiados votos. Las malas lenguas dicen que el equipo del régimen invirtió mucho tiempo (y se presume que otras cosas) en los predios de la ONU haciendo lobby para conseguir este resultado.

 

 
Existen los optimistas que piensan que sentar en el Consejo de Derechos Humanos a los representantes de Maduro lo que hace es limitarles las acciones. Sin embargo, es demasiado pensar que por la posición que ahora representan, se van a eximir de hacer lo que ya es una costumbre para ellos: violar los derechos fundamentales.

 

 

A veces ni siquiera es lo que hacen, sino lo que no hacen. La desidia, la inacción ha llevado a Venezuela a la crisis humanitaria compleja que atraviesa. La desidia, la inacción es la que causa que los niños no tengan comida o que los ancianos no tengan atención.

 

 

Las pruebas de que el régimen es violador de los derechos humanos de miles están a la vista. Las constató Bachelet, las corroboró su equipo. ¿Qué van a defender y promover desde este consejo?

 

Pensar en que de alguna forma esta participación en esta instancia multilateral les despertará la conciencia es lo que todos desearían. Pero es una posibilidad muy lejana.

 
 

Desde ahora lo anuncian como un triunfo de la diplomacia chavista. Lo ven como un trofeo, como algo que se merecen. Con esa actitud poco se puede esperar de rectificación o de súbito cambio de rumbo.

 

Pero allí estarán para señalarlos. Ojalá que los defensores de los derechos humanos, las organizaciones no gubernamentales no se cansen nunca de decirle al mundo de lo que ha sido capaz el régimen. Ojalá que la tragedia venezolana no deje de visualizarse.

 


 Editorial de El Nacional
 
 
 
 
 

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