El señor Maduro ahora se dedica a hacer chistes malos sobre los prisioneros de su gobierno y nadie le ve la gracia a esa falta de respeto. Una persona que está tras las rejas por crímenes que nunca cometió jamás puede ser objeto de bromas ni mucho menos servir como pretexto para producir sonrisita entre la corte de enanos mentales que suele rodear a los políticos cuando llegan a cierta posición más o menos relevante.
En una de sus olvidables intervenciones que nada dicen y poco aportan al debate político, el señor Maduro declaró marcialmente como si declarara la tercera guerra mundial, que no ha pensado (lo de pensar es un decir) indultar al líder opositor Leopoldo López a quien tiene encerrado en una prisión militar como si fuera miembro de la FANB, pasándose por la entrepiernas lo que indica nuestra sagrada Constitución nacional, que es muy clara al respecto sobre donde debe estar recluido un civil.
Si el señor Maduro y su camarilla civil y militar creen que permanecerán siempre en el poder, pues se olvidan de la historia que no perdona a quienes han gobernado a sus pueblos con tan poca inteligencia y exceso de crueldad y arrogancia. Estos gobernantes, viles y siniestros, solo demuestran la bajeza de sus sentimientos y la pobreza de sus valores morales.
Cuando el señor Maduro se siente el gobernante más poderoso del mundo y se exhibe sin pudor alguno como un dictador que no perdona a nadie, se le olvida un pequeño e importantísimo detalle, y es que Leopoldo López no aceptará nunca que la misma mano que armó toda esta tramoya tan llena de falsedades, de mentiras y de persecuciones injustas, le indulte. De paso, eso significaría deberle un favor a usted, lo que hundiría la reputación y mancharía la lucha tan noble que Leopoldo está llevando adelante.
Son demasiadas vejaciones a sus padres, a sus hijos y a la gran luchadora por la libertad que es su esposa Lilian. Olvídese de eso, deje esos sueños para los años difíciles que les esperan, tan difíciles como los que están sufriendo los venezolanos opositores, los independientes y los chavistas no corruptos ni sinvergüenzas que quieren rescatar lo que, después de la inmensa catástrofe del madurismo, quede flotando a la buena de Dios de aquel viejo proyecto que sembró ilusiones en la gente pero que hoy está podrido hasta los huesos.
Leopoldo sabe que un indulto de parte de Maduro es un insulto para cualquier ciudadano honesto que ame a su país y luche por un mejor destino para Venezuela. Si alguien tenía alguna duda sobre las verdaderas intenciones del gobierno al promocionar el canje de Leopoldo López por el prisionero puertorriqueño Óscar López Rivera, a estas horas ya debe estar indignado de que el señor Maduro se haya jactado ¡en público!, de que la petición que le hizo a Obama de que le diera libertad al puertorriqueño Oscar López Rivera fue apenas un «comentario jocoso».
Nadie en su sano juicio hace chistes a costa de un prisionero político que lleva preso 35 años por luchar por la independencia de Puerto Rico. Obama no hizo chistes y le dio la libertad.
Maduro debutó como comediante con unos gags sobre un joven prisionero como Leopoldo López, y nadie le rió la gracia.
Editorial de El Nacional