Un trago con amigos en Dublín

Un trago con amigos en Dublín

El recorrido por los pubs comienza en una posada de fines del siglo XII y propone degustar gran variedad de cervezas y platos típicos en una atmósfera alegre.

 

Parada obligada. El famoso pub The Temple Bar, establecido en 1840, da nombre a esta zona de Dublín y ofrece una cálida bienvenida a los visitantes.

Elegantes barras de madera laqueada con detalles en bronce, varios grifos con distintos tipos de cerveza tirada como estandarte, uno de los mejores whiskys del mundo, gente amigable dispuesta a dar charla y un clima descontracturado que invita a pasarla bien. Los bares de Dublín, en Irlanda, son una razón de peso para visitar esta capital europea, considerada como una de las más alegres y que mejor vida nocturna tiene en el Viejo Continente.

 

Con calles empedradas e iluminadas por tenues faroles, Temple Bar es la zona de moda que elige la mayoría de los turistas para ir a tomar un trago. Sin embargo, las opciones para salir son múltiples porque el circuito de pubs de la ciudad es muy amplio y hay variedad para todos los gustos.

 

Un dato a tener en cuenta antes de comenzar este recorrido temático es que los pubs de Dublín no cobran entrada y, esencial para los argentinos, que las salidas nocturnas arrancan temprano: a las 22 la mayoría de los bares ya están funcionando a pleno y hacia las 2.30 de la madrugada empiezan a cerrar, incluso los días viernes y sábados.

 

El primer pub

El recorrido podría empezar en The Brazen Head, una posada vikinga fundada en 1198, que ofició como primer pub de la ciudad y se puede visitar. Pese a que sufrió varias refacciones, en su interior se respira una atmósfera alegre, bien irlandesa, con tintes medievales que le otorgan su arquitectura antigua en base a piedras y la música folclórica en vivo los siete días de la semana.

 

Un valor agregado es que este es uno de los pocos bares de Dublín que cuenta con el denominado “story telling”, una práctica en la que un orador narra historias populares celtas en las que los duendes y las hadas suelen ser protagonistas de la trama.

 

Además de funcionar como un pub tradicional, The Brazen Head tiene un jardín de cerveza, que es un espacio al aire libre con árboles, mesas y sillas de madera en el que el cliente puede llevar y consumir su propia comida, siempre y cuando compre algo para tomar en el lugar.

 

Al ser uno de los bares más visitados de la ciudad tiene una gran variedad de bebidas internacionales. De todos modos, lo más recomendable es centrarse en las bebidas irlandesas, ya que suelen ofrecer un 2×1 promocionado como “Raise a glass with the Irish” (levanta una copa con los irlandeses).

 

En el rubro whisky se puede optar por el Jameson o el Bushmill’s, en licores el tradicional y conocido Baileys, mientras que en las cervezas pican en punta las pale ale Kilkenny y Smitwick’s.

 

Este pub porta una escalofriante leyenda urbana: muchos dublineses aseguran que allí habita el fantasma de Emmit Robert, un irlandés que se reunía junto a otras personas para conspirar contra la corona británica y que fue capturado y ahorcado en 1803. La leyenda asegura que el fantasma de Robert aparece algunas noches en una mesa cercana a un rincón oscuro, buscando a los espías británicos que lo delataron.

 

Una iglesia diferente

Interesante y peculiar, la iglesia remodelada y devenida en el pub The Church conserva la fachada y decoraciones con que fue construida a comienzos del siglo XVII. Es fascinante la experiencia de entrar en un lugar tan heterogéneo, en el que coinciden arcadas señoriales, un órgano de tubos, crucifijos, luces excéntricas, parlantes y una barra iluminada con detalles multicolores.

 

En el rubro bebidas, The Church cuenta con una de las barras más completas de Dublín, aunque el lugar es famoso porque ofrece una de las mejores cervezas artesanales de la ciudad: la variedad negra stout James Royce Murphy, en homenaje a uno de los mejores escritores irlandeses.

 

Además, The Church tiene una gastronomía interesante para ser un pub: una cena de tres tiempos cuesta 24 euros y se pueden elegir platos típicos irlandeses como culata de cordero acompañada con papas trituradas y zanahorias glaseadas; timbal de cangrejo, trucha y salmón ahumado y bife de vaca al vino tinto con guarnición de espinaca y puré de mostaza, entre otras opciones. Un dato adicional es que en épocas de verano europeo hasta se puede degustar una “barbacoa” en la terraza, que está cerrada durante el hostil invierno de Dublín.

 

Es uno de los pubs preferidos por los dublineses para salir de after office, por lo que es común que se empiece a animar a eso de las siete de la tarde y se calme pasadas las 23, al menos en los días de semana, porque los viernes y los sábados la movida se suele extender hasta más tarde.

 

Los irlandeses son bastante fanáticos de las bebidas alcohólicas y cuando se trata de cerveza prefieren que sea tirada, por lo que la mayoría de los bares tiene entre cinco y diez variedades de este estilo, que internacionalmente se conoce como draught beer .

 

Diversidad en O’Neils

El famoso pub O’Neils, cerca de Grafton Street –el paseo de compras más tradicional de la ciudad– y de la estatua de Molly Malone (alude al personaje de una canción), se caracteriza por tener más diversidad aún, ya que cuenta con 45 tipos distintos de cerveza tirada, sumando las locales y las internacionales. Entre las irlandesas se destacan Guinness, Kilkenny, Harp, Galway Hooker, O’Hara´s y Belfast’s Blonde, mientras que en el rubro tradicional sobresalen la Carlsberg (Dinamarca), Erdinger, Becks y Paulaner (Alemania), Fosters (Australia), Heineken (Holanda), Hoegaarden, Leffe y Stella Artois (Bélgica), Miller y Budweiser (Estados Unidos), Nastro Azzurro (Italia) y Pilsner Urquell (República Checa).

 

Otra particularidad de O’Neils es que es uno de los pocos pubs de Dublín en los que el turista puede servirse su propia pinta de cerveza tirada, ya que cuenta con mesas especialmente acondicionadas con grifos conectados a barriles. Tenga en cuenta que se cobra por litro y en este caso sólo hay dos variedades para elegir: Guinness y Carlsberg.

 

Música en Temple Bar

La zona de moda para salir de noche en Dublín es Temple Bar, uno de los barrios más pintorescos en el que se nuclean la mayoría de los pubs, discotecas y artistas de la ciudad. Allí, los espectáculos de música a la gorra son una constante y es común encontrar a gaiteros y violinistas interpretando canciones folclóricas celtas, aunque también hay guitarristas que suelen tocar melodías de U2, el grupo de música más conocido de Irlanda que, justamente, inició su trayectoria en este sitio, ya que fue en las callejuelas empedradas de Temple Bar donde Bono, The Edge y compañía ofrecieron sus primeros shows antes de hacerse famosos y grabar su primer LP.

 

El pub paradigmático de la zona es, justamente, The Temple Bar, que da nombre al distrito y está pensado exclusivamente para los turistas, ya que tiene música en vivo cuatro veces al día, ofrece 2×1 en tragos y tiene un ambiente muy cosmopolita, por ser el pub más promocionado desde la Oficina de turismo local.

 

Los pubs de Temple Bar son frecuentados por los jóvenes que viajan de visita a Dublín, por ser una parada obligada de los pub crawls , recorridos de bares organizados por los guías de hostels que ofrecen a los turistas conocer cinco pubs y terminar la noche bailando en una discoteca por un precio que ronda los 20 euros.

 

Las discos más conocidas de la zona son Fitzsimmons –cuenta con cuatro pisos y un DJ residente en cada nivel– y Boomerang, que abre regularmente de miércoles a domingo. En ambas pasan música electrónica y canciones de la década del 80.

 

Un circuito para disfrutar la ciudad y hacer amigos entre música, buenos tragos e historia.

 

IMPERDIBLES

 

Además de visitar los pubs, puede ser interesante hacer el recorrido por la fábrica de la cerveza Guinness, una de las más tradicionales y reconocidas del mundo en el rubro stout (negra, cremosa, con un dejo amargo). Está muy cerca de la catedral de San Patricio. Uno de los puntos que se destaca en el paseo por la Guinness Factory –que también cuenta con un museo que repasa la historia desde su fundación, en 1759– es que se puede probar el lúpulo y la cebada en diversas instancias, para luego catar el gusto completo y tradicional de la cerveza irlandesa con una media pinta que se ofrece durante la visita.

 

El ingreso a la fábrica cuesta 15 euros y habilita a tomar dos pintas, además de la media pinta inicial, que es cortesía de la casa. Con la entrada y la entrega del primer vaso, el turista tiene la opción de ser él mismo quien se sirva desde la chopera. El segundo también cuenta con un gran atractivo: para tomarlo hay que subir hasta el último piso de la fábrica y apreciar desde el bar Gravity una vista de 360 grados de Dublín (www.guinness-store house.com).

Por otro lado, los fanáticos del whisky tienen aquí la opción de visitar la destilería Jameson, con sedes en Dublín y en Cork, la segunda ciudad más grande de Irlanda luego de la capital.

 

MINIGUIA

 

COMO LLEGAR. Desde Buenos Aires hasta Dublín vuela KLM con dos escalas; ida y vuelta con impuestos, $ 11.900.

Otra opción es Lufthansa, con una escala; cuesta $ 13.400.

 

DONDE ALOJARSE. Habitación doble con TV en el hotel Grafton Capital, en la zona de Temple Bar, desde $ 865 (www.graf toncapitalhotel.com).

Habitación doble con desayuno en el hostel Jacobs, desde $ 286 (www.jacobsinn.com).

 

QUE HACER. Los jueves, viernes y sábados desde las 8 de la noche la empresa City Dublin Pub Crawl organiza un recorrido por pubs que se inicia en Porterhouse Central (Nassau st. 45-47). Cuesta 12 euros e incluye una pinta y la entrada a un boliche (www.thedublincitypubcrawl.com).

 

INFORMACION

 

www.ireland.com

www.visitdublin.com

 

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