Alfonso Segundo Villa Garcés, de 26 años, nunca pensó que mientras compartía con un grupo de amigos y familiares conseguiría la muerte. Eran las 10.30 de la noche del pasado sábado cuando un hombre que vestía una bermuda, franelilla y una gorra roja entró a la tasca La Cima del Cielo, llegó a la mesa y sin mediar una sola palabra le disparó en varias oportunidades al joven policía.
Garcés egresó en la primera promoción de Polimiranda. Era oficial agregado y se desempeñaba como supervisor de patrullaje. Estaba franco de servicio para el momento del deceso. Pese a que portaba su arma de reglamento, su verdugo no le dio chance de utilizarla para su defensa. El joven recibió nueve disparos, la mayoría en el pecho. Murió de forma instantánea. El cuerpo quedó tendido en el lugar frente a la mirada estupefacta de los presentes.
El sicario se escabulló del lugar, se embarcó en el Spark gris en el que lo esperaban otros dos sujetos y huyeron por la carretera Falcón-Zulia. A escasos kilómetros abandonaron y quemaron la unidad. Trascendió que la matrícula no concuerda con las características del vehículo.
Sergio Villas dijo que su sobrino era un hombre tranquilo. Desconoce si tenía enemigos. Nunca le escuchó hablar de si había recibido amenazas. Acostumbraba a compartir en el lugar donde lo mataron.
Investigan
Yorman Albornoz, coordinador de Vigilancia de Patrullaje, dijo que Alfonso Villa era un joven destacado. “Era un ejemplo de trabajador”. Al consultarlo sobre si conocía alguna amenaza, dijo que el hecho “de portar un uniforme los hace vulnerables ante el peligro”.
“Estamos investigando el hecho para dar con los responsables. Es un golpe duro cuando el hampa nos mata a un compañero de trabajo. Es el segundo en casi seis años”.
Fuente: La Verdad
