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Un nostálgico Yordano emocionó en la sede de El Sistema

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Un nostálgico Yordano emocionó en la sede de El Sistema

Las canciones de Yordano tienen la particularidad de que pueden dialogar con distintas generaciones. Quizás porque, como algunas son una suerte de crónicas de esta ciudad, difícilmente un caraqueño de más de 60 años podría evitar sentir nostalgia, mientras que un joven de menos de 35 sabe que hay otro país al que Di Marzo le cantó.

Fue lo que ocurrió el fin de semana en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música, en Quebrada Honda, donde Yordano y la Venezuelan Sound System, ensamble de El Sistema enfocado en la música popular, ofrecieron, junto con Nené Quintero y Trina Medina, un repertorio que pudo llevar a unos cuantos a las décadas de los 80 y los 90.

Pero también hubo un canto al ahora, a la vida. Por ejemplo con “Después de todo”, canción del último disco de Yordano con el que volvió a la escena musical luego de sobrevivir al cáncer. La letra justamente habla del después de la tormenta, de las posibilidades, “de lo que quedó después de todo”. “Gracias a la ayuda de muchos amigos pude seguir vivo”, recordó antes de comenzar a cantarla.

 

Fue un momento del concierto en que Yordano tocó unos minutos solo con la guitarra y dedicó a las personas que se han ido canciones como “El rostro de la calle” del grupo de los 70 Sietecuero, integrado por Yordano, su hermano Evio, Alberto Slezynger, Pedro Matute y Bartolomé Díaz. De ellos Evio y Matute murieron a manos de la delincuencia, el primero hace tres años y el segundo en la década de los 80.

Aunque estaba tranquilo y en permanente relación con el público y la banda, Yordano también transmitía nostalgia. Esa que sintió al hablar de Sietecuero, de hecho se le quebró la voz por unos segundos. “Son historias que pasan aquí”, dijo el compositor al recordar la muerte de Matute.

 
Esa nostalgia terminó de explotar después de cantar “Por estas calles”, ya con Trina Medina en el escenario. Tratando de recordar los buenos tiempos en el Teatro Teresa Carreño lloró y la gente lo aplaudió de pie por más de un minuto. “En un viaje me di cuenta de cuántos amigos han estado con nosotros y se han ido. Muchos se han ido. He perdido a dos grandes amigos por el covid, uno fue el paciente cinco, con quien compartía conciertos en el Teresa. Había una magia en esos conciertos, espero que esa magia esté con nosotros esta noche”, dijo.

 

También recordó muchas anécdotas como cuando compuso “Aquí viene la noche”, del disco Jugando conmigo (1986). La primera frase de esa canción (“Tu belleza ofende”) le llegó después de ver a su hija mayor bajo un rayo de sol durante un viaje en Mérida cuando ella tenía 3 o 4 años. “El resto de la canción agarró para otro lado”, contó entre risas.

Otra anécdota fue cómo conoció a Gabriel García Márquez, quien, como otros escritores latinoamericanos, influyó en algunas de sus composiciones: “Fue en el Festival de Cine de Cartagena, al que va gente de varias áreas. Yo estaba en la piscina y me dieron ganas de ir al baño. Cuando estaba ahí me di cuenta de que al lado tenía a Gabo. Entonces le empecé a hablar y le conté que había hecho canciones inspiradas en su escritura. Luego lo volví a ver en el centro de Cartagena y volvimos a hablar. A otro escritor que conocí fue Alfredo Bryce Echenique, en Las Mercedes”.

 
En el repertorio de casi tres horas Yordano incluyó “Locos de amor”, “No queda nada”, “Hoy vamos a salir”, “No voy a mover un dedo”, “Perla negra”, “Madera fina”, “Días de junio”, “Lejos”, “Manantial de corazones” y “Otra cara de bonita”, con la que cerró con una imponente Trina Medina, que llenó de energía todo el escenario junto con los músicos de Venezuelan Sound System: los cantantes Humberto Baralt, Deborah Briceño, Sofía Castillo y Vibert Reinozo; el baterista Samuel Fuentes, los bajistas Julio Carpio y Martin Figueroa, el tecladista Arnaldo Arismendi, el saxofonista Josué Pino, los guitarritas Luis Aray y Gabriel Quintero, y el pianista y director de la banda, Jesús Milano.

En el segundo show en la Sala Simón Bolívar, el domingo 5, Yordano recibió de manos de los jóvenes de Venezuelan Sound System la Medalla a la Música Maestro José Antonio Abreu. «Queremos aprovechar este momento muy especial para ofrecerle un regalo. Nosotros como institución y agrupación tenemos que agradecerle por esta maravillosa semana de trabajo, por todo el conocimiento, por haber ganado un maestro, un amigo, por haber dejado siempre nuestra música en alto», expresó Deborah Briceño antes de que Humberto Baralt le diera la insignia al cantautor.

Fue tal el éxito de ambas presentaciones que se programó otro concierto en el mismo lugar para el 18 de diciembre.

 

Yordano afirmó que esta es la primera vez que toca con una banda tan joven. “Les voy a confesar que estaba asustado, pero están dando la talla. Yo creo que en los ensayos les hacía vainas para asustarlos”, expresó riéndose.

 
En uno de esos ensayos, dos días antes del estreno en la Sala Simón Bolívar, recordó que en 2009 acompañó al maestro José Antonio Abreu cuando recibió el Premio Consejo Directivo de la Academia Latina de la Grabación, un reconocimiento para quienes han hecho aportes importantes en el campo de la grabación. “Ahí conversamos en la misma mesa. Me dijo que quería que El Sistema tuviera elementos de la música popular, esperaba que pudiésemos algún día hacer algo que sirviera de puente. Ya eso está ocurriendo, porque están la Venezuelan Sound System, la Orquesta Latinocaribeña del 23 de Enero o la Orquesta Latinocaribeña. Hay de todo”.

Sobre su experiencia con esta agrupación, dijo: “Ha sido todo muy emocionante. Tenía mucho tiempo sin tocar con una banda completa, con músicos tan jóvenes, que están aprendiendo mientras yo aprendo de ellos. Es una gran experiencia, me llena de energía”.

Mientras que para Trina Medina es interesante que músicos que vienen de una escuela académica trabajen la música popular, en la que, explicó, no es necesario ceñirse al papel porque eso provoca “que la creatividad y lo que llamamos swing no salgan porque estamos pendientes de leer en vez de expresarnos, y la música es expresión”. “Creo que ellos lo están disfrutando porque están aprendiendo otro modo de ver la música, y nosotros estamos orgullosos de ser un vehículo para ayudarlos”, añadió.

El director y pianista Jesús Milano consideró que la propuesta representó un gran reto y una gran responsabilidad, en especial porque tuvieron que aprenderse rápidamente el repertorio. “Ha sido un gran reto asumirlo, ha sido de mucho aprendizaje para nosotros. Para muchos es la primera vez que tenemos esta experiencia, tocando este estilo de música, a pesar de que tenemos conocimientos en solfeo y armonía. Igual hay un componente de ejecución que hace el enlace”.

 

 

Fuente: El Nacional

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