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Un chivato en tu «smartphone» que te dice ¿quién te insulta?

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Un chivato en tu «smartphone» que te dice ¿quién te insulta?

Nos adentramos hacia la «cosificación» de las personas. ¿Es lo mismo valorar de la misma forma a un coche o un restaurante que a un ser humano? ¿Hasta qué punto puede afectar a la autoestima? ¿Puntuar a las personas es saludable? Internet y las redes sociales sigue sin solucionar uno de los peligros que arrastra desde sus inicios, la impunidad ante el acoso y los insultos. Porque los llamados «trolls»rondan cualquier esquina virtual.

 

El reciente anuncio de una «startup» norteamericana que liberar en noviembre una red social para puntuar y reseñar a sus usuarios como si se tratarse de un «Yelp para las personas» muestra la escasa protección de los internautas. Se llamará Peeple, pero no debería sorprender. Lo verdaderamente anecdótico es el fundamento de la misma que, que incluso medios como «The Washington Post» la califican ya de «terrorífica» y augura ciertos peligros, sobre todo, en el espectro de la población más joven. Aunque la plataforma aún no está operativa y se desconocen todos sus detalles, su funcionalidad anticipa una cierta controversia.

 

«La gente investiga mucho cuando compran un coche o toman decisiones», considera Julia Cordray, fundadora de la aplicación, que se pregunta: «¿Por qué no hacer lo mismo en otros aspectos de su vida?». La «app», de momento, ha prohibido una serie de malas conductas, incluyendo la blasfemia o el sexismo en sus términos de uso. Para utilizarla habrá que ser mayor de edad, introducir tu nombre verdadero, así como sincronizar tu cuenta de Facebook. Las valoraciones positivas se publicarán inmediatamente a la red, mientras que las negativas se conservarán en un espacio privado durante 48 horas.

 
Técnicamente, el descaro de poner en marcha algo similar no se atribuye a esta iniciativa. El embrión de Facebook (2004) nació como una plataforma para elegir a la «más guapa» de la universidad de Harvard. La historia ya se conoce; pasó de un espacio para alumnos a convertirse, varios años después, en la mayor red de personas, con unos 1.550 millones de usuarios, que se dice pronto, pero equivale a una cuarta parte del planeta.

 

También en sus inicios fue muy popular una herramienta, aparentemente inocente, Zoosk -emparejamiento-, que permite enviar guiños a otros usuarios. Esta forma parte de ese amplio conjunto de plataformas de citas que han hecho furor en internet desde hace años. ¿Por qué contamos esto? Una de las características más populares y considerada una de las señas de identidad de Facebook es el «me gusta», desde hace años cuestionado y que, recientemente, se ha anunciado que la compañía norteamericana introducirá un sistema más certero de cara a mostrar empatía en determinadas situaciones como fallecimientos y despidos laborales.

 

«Nos preocupa el efecto bumerán de los ‘me gusta’. En los menores, ni tan siquiera hace falta que exista un ‘me gusta’ negativo»Guillermo Cánovas

 
Los expertos en adicciones digitales consideran que esos inocentes «me gusta», al igual que podría suceder con el uso de Peeple, tienen un recorrido mayor en la personalidad. No son tan «inocentes» y pueden repercutir en el autoestima de los usuarios, mayormente en los adolescentes. «Nos preocupa el efecto bumerán de los ‘me gusta’. En el caso de los menores, ni tan siquiera hace falta que exista un ‘me gusta’ negativo porque su simple ausencia ya tiene para ellos una repercusión en su nivel de autoestima y seguridad», considera Guillermo Cánovas, Director del Observatorio para la promoción del uso saludable de la tecnología EducaLIKE.

 

 

En esta franja de edad las interacciones con sus compañeros y la popularización son ejes fundamentales de su existencia. Ser popular y conocido por todos los compañeros es sinónimo de éxito. En su exploración hacia la madurez, suelen dotar de valor a ciertas actitudes de su entorno que en otras edades pasaría desapercibido. «Utilizan [por los adolescentes] dos cuestiones para medir su nivel de aceptación e integración en el grupo. La primera, el número de seguidores y amigos -cuantos más amigos, más considerado- y, por otra, el número de ‘me gusta’ en cada cosa que publican», subraya.

 

 

Esa situación provoca que, siendo menor -este experto eleva el nivel de madurez hasta los veinte años-, si publicas un determinado contenido en tu perfil de una red social y, únicamente, recibes dos «me gusta» en las dos primeras horas «es entendido como un desprecio» que «no ha gustado al entorno» y se considera una «pérdida de valor a la reputación digital».

 

 

«El problema -alerta- es cuando se identifican a las personas del entorno que no interactúan, lo que genera problemas de relación entre ellos y se traduce en conflictos. ¿Cuál es el riesgo real en los menores? Que ellos lleguen a priorizar esta forma de relación digital sobre otros formatos a la hora de configurar su propia imagen y de valorarse a sí mismos. En el momento que la valoración de este tipo de comunicación se convierte en primordial, el menor tiene un problema».

 

La explicación está en el cerebro

 
La explicación tiene base científica. Cuando un menor recibe un «me gusta» en internet se activa una parte de su cerebro que se llama núcleo accumbens, una zona que se estimula como resultado de algo que resulta muy estimulante, para reconocer recompensas. «Se activan en situaciones satisfactorias. Esto es así especialmente hasta los veinte años. Entonces, a partir de esa edad les importa menos», añade.

 

 

«Igual que se acosa por internet con mensajes, se puede acosar igualmente votándolas o sacando a relucir ciertas cosas»Juanma Romero
Sin embargo, los menores no son dueños de estos comportamientos, puesto que la baja autoestima se puede dar en personas adultas que en redes sociales no alcanzan satisfacción de la relación con otros contactos. Volviendo a la idea de puntuar a las personas, para otros expertos como Juanma Romero, de Adicciones Digitales, una plataforma basada en esta cultura «es un problema» y «puede ser otro sistema de acoso». «Igual que se acosa por internet con mensajes, se puede acosar a otras personas igualmente votándolas o sacando a relucir ciertas cosas». De hecho -subraya- «te puede dejar destrozado si no recibes una reseña favorable. Si se hace con fines malintencionados, es un arma muy peligrosa» anticipa. Es dar un arma para hundir a una persona débil».

 

 

Onedegre, «app» española como «visión realista»

 
Cabreados y algo extrañados por el anuncio de Peeple se encuentran los emprendedores españoles de Onedegree, una aplicación para iOS y Android -lanzada hace un mes- que propone la posibilidad de comentar, anónimamente o no, sobre los contactos de la agenda del teléfono.

 

 

«Si estás haciendo el troll es muy fácil que quedes fuera de juego y no puedas utilizar el sistema de puntuación»Jaime Beltrán
A sabiendas de la polémica que puede generar, la «startup» Kemio LLC, con sede en Miami, han decidido apostar por un concepto de comunicación que justifican por apoyarse en la «credibilidad» de los usuarios de esta plataforma. Fundada por los salmantinos Gonzalo Fernández de Córdoba, Jorge Hernández y Jaime Beltrán, la herramienta, que no requiere registro ni existe perfil, anima a emitir de manera anónima comentarios sobre los contactos y, al mismo tiempo, ver los comentarios que otros usuarios han efectuado sobre los contactos de la agenda propia.

 

 

El objetivo es ofrecer al usuario la posibilidad de leer lo que la gente a un grado de distancia opina sobre él y sobre sus amigos. En caso de calificar un comentario como positivo, la el usuario suma reputación de cara a la comunidad, mientras que uno negativo, resta, por lo que puede servir de alerta para sancionar a esa persona en concreto. «Si estás haciendo el troll es muy fácil que quedes fuera de juego y no puedas utilizar el sistema de puntuación», recalca a este diario Jaime Beltrán, informático y cofundador de la compañía.

 

 
El aspecto útil es indudable, aunque es posible que genere cierta controversia ante los usuarios. «Es una herramienta útil, por ejemplo, para un padre; introduce el número de su hijo y ve lo su comportamiento», valoran desde la «startup», que apela a la autorregulación de la comunidad de usuarios para que los comentarios no se descontrolen. «Estamos asesorados nivel legal y cumple con la normativa europea».

 

 

Asumen que este servicio puede ser utilizado para el insulto. «Creemos que la app sí puede tener un uso negativo, pero también puede pasar en Facebook o en Twitter», insiste. «Creo que la gente es menos mala de lo que parece. Esto es anónimo, la ley está ahí y si te pasas tres pueblos la empresa no se hace responsable de los comentarios. Y, si un juez pide la información de un usuario, se facilitará. Sabemos que jugamos con la reputación de la gente y eso es algo que no se puede tomar a la ligera».El chivato 2.0 ya está en tu bolsillo.

 

ABC.es

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