Apenas dólar y medio. Ese es el monto que acaba de depositar el gobierno de Nicolás Maduro para “combatir la guerra económica”. Son siete bolívares de los superdevaluados por ellos mismos, que saben que con eso no se combate nada, mucho menos el hambre.
El gobierno chavista tiene por costumbre (no se puede llamar a eso política social) repartir por el sistema Patria una serie de beneficios que anuncian con bombos y platillos, como si en realidad sirvieran para algo. Recientemente se publicó la lista de los que están programados para comienzos de 2022. Por supuesto que ninguno supera el dólar y medio.
Ya de por sí el asunto es discriminatorio, pues si no está registrado en el sistema del famoso carnet, no será objetivo de la gracia gubernamental para que ese día se coma un cachito de jamón y un café pequeño (si es que corre con suerte). Los que están fuera del sistema porque no tienen acceso a Internet -o por cualquier otra razón- no podrán hacer ni eso. Es el mismo caso de los pensionados y jubilados, pues les depositan el dólar y medio todos los meses, con lo que ni siquiera pueden cubrir los medicamentos que necesiten para sus muchos achaques luego de dedicarle sus años productivos al país.
Si tomamos en cuenta que la canasta alimentaria sobrepasa los 200 dólares mensuales para una familia de 5 miembros, ni que paguen un bono diario alcanzaría para comprarla. Y eso que se llenan la boca con la “lista” de depósitos con nombres rimbombantes que pretenden depositar. El José Gregorio Hernández para la “protección de las personas con discapacidad”, de 7 bolívares; el de Lactancia Materna, para lo obvio, otros 7 bolívares; el de Chamba Juvenil, solo 3,5 bolívares, porque se supone que esos muchachos trabajan; por supuesto, el que acaban de pagar de Guerra Económica y otro que se llama Hogares de la Patria.
Ni que se dé el caso de que una persona reúna todas esas características que ellos “premian” con estos bonos sería posible reunir lo necesario para subsistir un mes en este desastre económico chavista madurista. Lo que parece más bien es una burla hacia los pobres y más necesitados, los que dicen defender y por los que Hugo Chávez ganó la presidencia hace más de 20 años.
Ese bono que acaban de depositar y los que vienen, apenas comenzando 2022, lo que quiere decir es que el gobierno de Maduro no tiene intenciones de rectificar el rumbo. Tampoco su objetivo es mejorar las condiciones de vida del venezolano y mucho menos enderezar los errores que han cometido. Mientras ellos estén a salvo, mientras no tengan que preocuparse de cuántos dólares gastan ellos diariamente, todo quedará igual.
Lo más triste es que hay gente que realmente depende de esta limosna para subsistir, y son los ciudadanos con esta dependencia los que más se exponen a la manipulación de los poderosos sin escrúpulos.
Editorial de El Nacional