El peor ruido que puedes escuchar mientras estás teniendo sexo es el sonido de una pistola… o la alarma sísmica. Pero no hay nada peor que escuchar la puerta de tu hijo abrirse y acercarse a tu habitación.
¿Qué se supone que puedes hacer? ¿Mentirle? ¿Gritar? ¿Traumarlo de por vida? Qué bueno que estás aquí y eres precavida… porque a todos nos puede pasar.
Mantén la calma: ¿Escuchas una puerta abrirse? Cúbrete rápidamente, ¡pero no te saques de onda! Si entras en pánico, tu hijo asociará esa reacción con algo que no debería estar pasando, y no querrás que tu pequeño se quede con esa idea del sexo. Mantén la calma, cúbrete estratégicamente y dale una sonrisa.
Espera su reacción: Es muy posible que tu hijo no entienda lo que están haciendo, así que prepárate para dar una excusa. Los padres se estresan tanto, que se ponen a la defensiva y olvidan que sus hijos podrían estar pensando en algo diferente… ¿y si nada más tiene hambre?
Inventa algo: El sexo se ve y suena agresivo para alguien que no sabe lo que es, así que debes decirle a tu hijo que te estabas divirtiendo. Elige una actividad divertida y él lo percibirá de tal manera: se estaban dando cosquillas, jugaban un juego nuevo o simplemente se estaban abrazando.
Explica porqué estás desnuda: Aquí tendrás que ser un poquito más creativa. Si tu hijo está expuesto a su desnudez, es importante explicarle porqué estás desvestida. “Estaba a punto de tomar un baño” o “Es que hace mucho calor.”
Espera a que tu hijo se vaya horrorizado: Si tu hijo es mayor y entiende lo que es el sexo, es posible que salga de la habitación antes de que tengas tiempo de cubrirte. Si sabe lo que haces, estará TAN avergonzado como tú y tu pareja.
Pero eso no quiere decir que debas dejarlo ir así como así; después del encuentro, siéntate con él y dale una explicación, así como una pequeña clase anatómica.
Y por último: ¡cierra con llave!
Eme de mujer