Los cambios concederían al presidente, Recep Tayyip Erdogan, potestad para nombrar ministros, altos cargos del gobierno y a la mitad de los miembros del máximo órgano judicial del país, además de para promulgar decretos y declarar estados de emergencia.
Los votantes turcos decidían el domingo en referendo el futuro de su país: Aprobar o rechazar las reformas constitucionales que concentrarían el poder en manos del presidente.
Si gana el «sí», las 18 modificaciones constitucionales transformarían el sistema de gobierno de Turquía de parlamentario a presidencial, abolirían el cargo de primer ministro y concederían amplios poderes ejecutivos al presidente, Recep Tayyip Erdogan.
Erdogan, que convocó la consulta e hizo campaña por el «sí», y sus seguidores apuntan que el sistema presidencial «al estilo turco» que se propone asegurará la estabilidad del país y que conducirá a un largo periodo de prosperidad.
Pero quienes se oponen temen que el cambio lleve a un gobierno autocrático asegurando que Erdogan, que ha sido acusado de reprimir derechos y libertades, pueda gobernar hasta 2029 con un sistema con pocos contrapesos y equilibrios.
El presidente describió el referendo como una oportunidad de «cambio y transformación» cuando votó en Estambul, mientras guardaespaldas vestidos de negro y con armas automáticas custodiaban el edificio.
En el referéndum se fija un límite de dos mandatos de cinco años para los presidentes y se les permite seguir al frente de su partido político. Las modificaciones entrarían en vigor en las próximas elecciones generales, previstas para 2019.
«Tenemos que tomar una decisión que está más allá de lo común», señaló Erdogan apuntando que espera que los votantes turcos tomen la decisión «esperada».
Para Kemal Kilicdaroglu, líder del principal grupo de la oposición y uno de los activistas más destacados en favor del «no», se trata de votar sobre el destino de Turquía.
«Esperamos que los resultados sean buenos y juntos podamos tener la oportunidad de discutir otros problemas fundamentales de Turquía», dijo.
Los centros de votación en el este del país cerraron sus puertas a las 4 de la tarde (1300 GMT), mientras que en el oeste, con más población, cerraron una hora más tarde.
Más de 55 millones de los cerca de 80 millones de habitantes que tiene Turquía están registrados para votar.
En Estambul, varias personas hacían fila antes de la apertura de uno de los centros.
«Estamos aquí tan pronto para decir ‘no’ por nuestro país, por nuestros hijos y nietos», dijo Murtaza Ali Turgut un funcionario de Hacienda retirado.
Erdogan, de 63 años, llegó al poder en 2003 como primer ministro, cargo que ocupó hasta 2014, cuando se convirtió en el primer presidente turco elegido de forma directa. Lleva años intentando ampliar el poder del presidente.
Su esposa, Zeynep, agregó: «Iba a venir a dormir aquí anoche para votar con las primeras luces».
Otro partidario del «no», Husnu Yahsi, señaló: «No quiero montarme en un autobús sin sistema de frenado. Un sistema unipersonal es como eso».
En otro vecindario de Estambul, un votante que se decantó por el «sí» mostró su pleno apoyo a Erdo
gan. «Sí, sí, sí. Nuestro líder es un regalo de dios. Siempre lo apoyaremos. Está gobernando muy bien», declaró Mualla Sengul.
En la provincia de Diyarbakir, de mayoría kurda, Mehmet Sayar no dijo qué votó, pero agregó: «Espero que el resultado sea el mejor para nuestro país porque este referendo determinará el futuro de nuestros hijos».
Helicópteros del ejército trasladaron las boletas y a funcionarios electorales a algunos distritos de Diyarbakir por motivos de seguridad, según reportó la agencia oficial de noticias Anadolu.
En la provincia sureña de Diyarbakir, tres personas murieron por una reyerta en uno de los centros de votación, informó la agencia de noticias estatal Anadolu.
Voz de América