Turquía abrirá, si «es necesario», sus fronteras a las decenas de miles de sirios que huyeron de la ofensiva del régimen contra Allepo y esperan en campamentos improvisados poder entrar en territorio turco.
Miles de sirios, principalmente mujeres y niños, que huyeron de la ofensiva lanzada por el gobierno y la avión rusa contra Allepo, esperaban desde el viernes poder cruzar la frontera y entrar en Turquía, destacó AFP.
El régimen sirio «bloqueó una parte de Alepo» y si los civiles «están en nuestras puertas y no tienen otra opción, debemos dejar entrar a nuestros hermanos y lo haremos», declaró Recep Tayyip Erdogan el sábado, al regresar de una gira por América Latina y Senegal.
Sin embargo, el presidente turco no precisó cuándo podrán entrar a su país los refugiados y los principales puestos fronterizos, incluido el de Oncupinar, cercano a la ciudad de Alepo, seguían cerrados este domingo.
El sábado, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, afirmó que Turquía, que ya recibió a 2,7 millones de refugiados, seguía siendo fiel a la «política de fronteras abiertas» para los refugiados.
Los europeos recordaron a Ankara su deber de acoger a refugiados en su territorio, a cambio de una ayuda de 3.000 millones de euros que le entrega Bruselas.
El gobernador de la provincia de Kilis, Suleyman Tapsiz, señalo el sábado que la región fronteriza con Siria ha asistido a entre 30.000 y 35.000 refugiados en las últimas 48 horas.
El funcionario estima que la cantidad de desplazados podrían subir a 70.000 personas.
Al otro lado de la frontera, en Bab al Salama, miles de personas suportaban en precarias condiciones el frío.
«La situación es crítica en la región de Azaz, con combates continuos y decenas de miles de desplazados», explicó Muskilda Zancada, director de la misión en Siria de Médicos Sin Frontera (MSF).
La ONG, que ha distribuido 230 carpas a los desplazados, también denunció que tres hospitales del organismo fueron bombardeados «en los últimos días» pero que no tienen información sobre los daños debido a las dificultades para acceder a lugares cercanos al frente de combates.
El «invasor» ruso
Más de 260.000 personas han muerto en Siria en cinco años de conflicto interno, en los que se enfrentan grupos armados, organizaciones salafistas, yihadistas, grupos kurdos contra el ejército y milicias aliadas, apoyadas también por tropas iraníes y aviones de guerra rusos.
El conflicto ha obligado a más de la mitad de la población a huir de sus hogares. Muchos de los desplazados intentan llegar a las costas europeas en peligrosos viajes en los que cruzan el mediterráneo en precarias embarcaciones.
Después del fracaso del primer intento de establecer un diálogo indirecto entre el gobierno y algunos sectores de los rebeldes, con la mediación de la ONU, Estados Unidos y Rusia anunciaron el sábado que evaluarán la situación juntos con los otros países
involucrados en los esfuerzos de paz el 11 de febrero.
El papa pidió a la comunidad internacional «no escatimar esfuerzos» para hallar una solución política a la guerra en Siria y reclamó una «solidaridad generosa» hacia los decenas de miles de civiles que huyen del país.
La gran cantidad de actores involucrados en el conflicto llevó este domingo al presidente turco a pedir este domingo a Estados Unidos que dejé de apoyar al grupo kurdo YPG (Unidades de Protección del Pueblo) que controla la ciudad siria de Kobane y que lucha contra los yihadistas.
Tras varias declaraciones cruzadas, el ministro de Relaciones Exteriores sirio, Muallem Walid, advirtió el sábado que cualquier acción terrestre «va a ser considerada una agresión».
Un mando militar saudí había expresado esta semana que su país podría mandar tropas terrestres, si la alianza liderada por Estados Unidos decide adoptar esta estrategia, mientras que Rusia acusó a Turquía de estar preparando una invasión.
En tanto, Erdogan desestimó las acusaciones de Rusia y señaló que el «invasor» es Moscú, que junto con el gobierno de Bashar al Assad, es responsable de la muerte de miles de civiles.
Las relaciones entre Moscú y Ankara son tensas desde que Turquía derribó un avión militar ruso en la frontera con Siria en noviembre, defendiendo que la nave había entrado en su espacio aéreo.
EU