La salida llega después de sus declaraciones contra los hijos de Trump en el polémico libro ‘Fuego y Furia’
Donald Trump y Steve Bannon. SAUL LOEB JOE RAEDLE AFP
Donald Trump volvió a ganar el pulso. Su antiguo estratega jefe, Steve Bannon, el hombre que un día llegó a ser considerado la eminencia gris del Despacho Oval, ha sido expulsado de su último refugio. La empresa editora de Breitbart, el portal ultraderechista que le sirvió de atalaya y desde el que apoyó a Trump en campaña, ha anunciado su marcha. La salida llega después de que la Casa Blanca, sulfurada por sus declaraciones contra el presidente en el polémico libro Fuego y Furia, pidiese a los accionistas que se desembarazasen de él y que el propio mandatario, en un tuit, anunciase que su principal sostén económico, la familia Mercer, ya había decidido dejarle solo. Con este paso, queda completada la liquidación de quien fuera el asesor más influyente y tenebroso de Trump.
Antiguo oficial de la Marina, que devino en banquero de Goldman Sachs, productor de Hollywood y agitador mediático de la ultraderecha, Bannon, de 64 años, se había erigido en el adalid de la “desconstrucción” del sistema. Defensor de la estrategia de la tensión permanente, su objetivo declarado era acabar con el establishment conservador de Washington y devolver a Estados Unidos a la “senda patriótica”. El muro con México, la salida del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, en sus siglas en inglés), los ataques a China y Alemania por el déficit comercial, así como la permanente búsqueda del voto blanco obrero y la satanización de la prensa eran algunas de sus apuestas más conocidas.
Ideológicamente muy unido al multimillonario, su suerte empezó a decaer en la Casa Blanca. El contacto con la realidad le mostró vulnerable. Sus peroratas de campaña ya no eran bienvenidas por los miembros del gabinete más rigurosos. En abril fue expulsado del Consejo de Seguridad Nacional y en agosto perdió la confianza de Trump y tuvo que abandonar su puesto. Fue una salida en apariencia dulce. El mandatario le despidió con buenas palabras y él buscó reacomodo en su antiguo portal de noticias.
Como presidente de esta plataforma xenófoba, intentó liderar una “insurrección” contra el establishment conservador y su líder en el Senado, Mitch McConnell. Pero a medida que intentaba reagrupar a la extrema derecha, fue enfrentándose a Trump. Mientras el presidente se acercaba al aparato republicano en busca de apoyo a sus proyectos legislativos, él se alejaba. Primero hubo chispas, luego choques y la ruptura llegó finalmente con la publicación del libro Fuego y Furia, a cuyo autor Bannon había facilitado la entrada en la Casa Blanca.
La obra, que ofrece un demoledor retrato de Trump, recogía el desdén del estratega hacia el mandatario y críticas abiertas a sus hijos, especialmente a Junior por su reunión con emisarios del Kremlin. La reacción presidencial fue fulminante. Trump afirmó que Bannon “había perdido la cabeza” y su guardia pretoriana presionó a los dueños de Breitbart. Pese a las disculpas públicas de Bannon, en pocos días el Despacho Oval logró su propósito. La salida fue presentada ayer en un comunicado como “una transición ordenada”. Pocos lo creyeron.
EL PAÍS