Incluso si Washington accediera a la petición de Trinidad, podrían ser necesarios años de inversión y desarrollo para llevar el gas venezolano a Trinidad e impulsar el GNL a Europa, ya que los campos venezolanos siguen completamente parados, sin ninguna infraestructura instalada.
El gobierno de Trinidad y Tobago solicitó a Estados Unidos que autorice las importaciones de gas venezolano para reiniciar un tren de licuefacción detenido en la nación caribeña, dijeron cuatro fuentes cercanas a las conversaciones.
En virtud de las sanciones estadounidenses, las empresas y los gobiernos deben obtener la autorización del Departamento del Tesoro de Estados Unidos para hacer negocios con la petrolera estatal venezolana PDVSA.
Las anteriores solicitudes de Trinidad para obtener la aprobación de EE.UU. han quedado sin respuesta, pero la aparente voluntad del gobierno de Joe Biden de aliviar algunas sanciones a Venezuela, si el presidente Nicolás Maduro y la oposición avanzan en las conversaciones para una elección presidencial, podría proporcionar una nueva oportunidad.
El gas provendría principalmente del campo Dragón en el oriente venezolano, donde PDVSA ha encontrado reservas de 4,2 trillones de pies cúbicos (TCF). El proyecto debía comenzar la producción hace casi una década, pero se estancó por falta de capital y socios, además de las sanciones, informa una nota de Reuters.
Si se aprueba, el suministro de gas venezolano podría reiniciar un tren de licuefacción inactivo con una capacidad de 500 millones de pies cúbicos al día (cf/d) en el emblemático proyecto Atlantic LNG, de Trinidad. La planta es una empresa en la que participan principalmente Shell, BP y la empresa estatal National Gas Company of Trinidad and Tobago (NGC).
«Todo lo que necesitamos es acceder a un suministro adicional de gas natural, y hay un yacimiento muy cercano con recursos probados de gas en Venezuela que tiene acceso inmediato para nosotros», dijo el mes pasado el ministro de energía de Trinidad, Stuart Young.
Trinidad es el mayor exportador de gas natural licuado (GNL) de América Latina y el Caribe, con una capacidad instalada para transformar 4.200 millones de pies cúbicos por día (cf/d) en GNL, productos petroquímicos y energía. Sin embargo, su producción de gas es de poco menos de 3.000 millones de cf/d.
Incluso si Washington accediera a la petición de Trinidad, podrían ser necesarios años de inversión y desarrollo para llevar el gas venezolano a Trinidad e impulsar el GNL a Europa.
Se espera que la puesta en marcha del yacimiento requiera un intenso trabajo de ingeniería e inspecciones submarinas para comprobar la integridad de su cabeza de pozo, ya que no se han hecho actividades de mantenimiento durante años, indican expertos consultados por Reuters.
Las primeras conversaciones entre Trinidad y Venezuela se han centrado en la construcción de un gasoducto de 17 kilómetros de longitud para conectar las dos naciones, según las fuentes.
Un gasoducto originalmente destinado a transportar el gas de Dragon ha sido asumido por el proyecto Colibri, una empresa offshore entre Shell y Heritage Petroleum Co. de Trinidad, que entregó el primer cargamento en marzo.
Este proyecto es consecuencia de un contrato modificado de reparto de la producción del yacimiento de gas de Manatee, en Trinidad, que se extiende hasta el yacimiento de Loran, en Venezuela.
Pero a pesar de un esfuerzo de años por llegar a un acuerdo para desarrollar conjuntamente los yacimientos de gas, los campos venezolanos siguen completamente parados, sin ninguna infraestructura instalada. En 2020, el presidente Nicolás Maduro dio luz verde a Trinidad para iniciar la producción de gas por su parte.
«El ministro Young está trabajando muy duro en ello», dijo el titular del despacho de Finanzas de Trinidad, Colm Imbert, durante una reunión de trabajo la semana pasada. «Ha sido el enlace entre Estados Unidos y Venezuela… todo en un esfuerzo por desarrollar ese proyecto y conseguir que Estados Unidos vaya de la mano para que Venezuela nos envíe gas».
Banca y Negocios