Autoridades policiales y familiares presumen que fueron secuestrados el 11 de septiembre en Barlovento, en dirección hacia Caracas, luego de asistir a un velorio. Se desconoce la hora y lugar exacto del hecho
Ramírez, Marín y Carballo disfrutan una velada familiar, sin sospechar que serían plagiados
Tres miembros de una familia se encuentran desaparecidos desde hace casi dos meses. Nilvia Antonia Ramírez, de 59 años de edad; Jhon Enrique Marín Ramírez, de 39 años de edad e hijo de Nilvia, y Yulimar Mairí Carballo Partidas, de 42 años de edad, y esposa de Jhon Marín, fueron presuntamente secuestrados el 11 de septiembre cuando viajaban desde Barlovento hacia Caracas, luego de asistir a un velorio, en una camioneta Mitsubishi Zotye Nómada 2007. Las únicas dos comunicaciones que familiares y allegados a las víctimas tuvieron con los secuestradores se realizaron durante ese mes. Familiares de los plagiados aseguraron que en primer lugar los delincuentes llamaron a la jefe de Jhon Marín, que trabaja en una cadena de farmacias, y le dijeron que tenían secuestrado a un pariente de ella. “No tengo ningún familiar que haya sido secuestrado”, indicó la mujer, y finalizó la llamada. Agregaron que luego los familiares recibieron una llamada en la que les notificaron que prepararan el dinero para la liberación. Posterior a esa petición no se tuvo más noticias de los plagiadores ni de las tres víctimas.
La denuncia del caso la interpusieron en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de Guarenas, y hasta los momentos los detectives se encuentran realizando las averiguaciones pertinentes sobre el hecho. Durante las pesquisas los funcionarios lograron aprehender a un joven de 18 años de edad, porque supuestamente tenía en su posesión el teléfono celular de Jhon Marín. Los policías le preguntaron acerca del dueño del dispositivo y el detenido aseguró que había muerto, y dio la localización exacta de donde podrían encontrar el cadáver. Sin embargo, en el lugar indicado solamente hallaron osamentas humanas enterradas y no el cuerpo de Jhon Marín.
Los parientes albergan esperanzas de que puedan estar vivos, debido a que aún no han localizado sus cuerpos. Además, manifestaron que la pareja tiene dos hijos varones de 8 y 5 años de edad, que están asistiendo a terapias psicológicas, debido a la ausencia de sus padres por tan largo período. Hasta los momentos aguardan los resultados que puedan arrojar las investigaciones que desempeñan los detectives del Cicpc. Para ello entrevistaron a los allegados de los tres secuestrados, con el fin de obtener información relevante acerca del caso y aclarar los acontecimientos. También los agentes le harán los respectivos protocolos de antropología forense a las osamentas que fueron encontradas por las señalizaciones del joven retenido en la policía judicial. Estos análisis tienen la finalidad de determinar la identidad de las personas a quienes pertenecen los restos hallados y si se encuentran en la base de datos de ciudadanos desaparecidos.
Casos atípicos de secuestros en la voz de un experto
Javier Gorriño, criminólogo y ex funcionario de la extinta Policía Técnica Judicial, indicó que cuando los secuestradores se comunican rápidamente con los familiares de la víctima se debe a que tienen total conocimiento de los plagiados. “Son plagios que los delincuentes saben que van a negociar, debido a que han estudiado minuciosamente a la víctima: si tienen pólizas de seguros, las posibles rutinas y rutas que transitan y si poseen el dinero que exigen para su correspondiente liberación”, expresó. En estos casos, señaló, los detectives de la División Antiextorsión y Secuestro del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas deben continuar con sus labores de rigor, con el fin de aclarar el caso. Gorriño manifestó que en muchas ocasiones los secuestros se complican por cuestiones de logística y mala planificación del delito por parte de sus perpetradores, y que a ello pueda deberse la demora en las comunicaciones. Sin embargo, “hechos como estos en los que no se concreta una negociación y no vuelven a tener algún tipo de contacto con los familiares, son extraños”, dijo. Aunque agregó que los parientes pueden tener la esperanza de que las víctimas puedan seguir con vida.
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Por ARTURO GUILLÉN |
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