Que la asamblea rojita se haya reunido con los representantes de Fedecámaras no quiere decir que tengan intenciones de establecer negociaciones tripartitas, como se hacían en democracia para determinar los beneficios y las reivindicaciones que se les deben dar a los trabajadores.
De acuerdo con lo que ha declarado el secretario general de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, José Elías Torres, no se puede hablar verdaderas negociaciones si el parlamento presidido por Jorge Rodríguez no hace las cosas de manera seria.
Torres se enteró de que la comisión nombrada por Rodríguez se iba a reunir con algunos sindicalistas (que aclaró no representan a la organización) por llamadas de algunos compañeros. Considera que esto dice mucho de la seriedad de las intenciones de la cúpula del régimen para sentarse a buscar soluciones a los inmensos problemas que enfrentan los trabajadores en la actualidad.
Incluso la otra central obrera Unete, para reunirse con el régimen, exige la presencia de un representante de la Organización Internacional del Trabajo. Servando Carbone, coordinador de esta organización, considera que solo con la vigilancia de la OIT puede garantizarse una agenda que incluya los temas prioritarios.
Antes, durante aquellos 40 años de democracia que cada vez se alejan más del recuerdo de los venezolanos, era normal que se nombraran los delegados de comisiones tripartitas, es decir, con representantes del empresariado, del gobierno y de los trabajadores. El movimiento sindical era fuerte y robusto, y se le reconocía su papel en las discusiones para acordar reivindicaciones laborales. Había respeto, había seriedad y, sobre todo, había una agenda.
Como dice Torres, reunirse para una foto, asistir a una convocatoria hecha a través de las redes sociales y sin nada claro como temas de trabajo poco ayuda a la solución de los problemas de los trabajadores, acosados como están por una realidad económica creada precisamente por los rojitos.
¿Qué puede esperar entonces el movimiento sindical en estos momentos? Ellos parecen estar claros en que las reivindicaciones nada tienen que ver con el tema político, y así debería asumirlo también Fedecámaras. Pero organizar estas reuniones para generar textos y fotos en medios electrónicos y redes sociales no es lo que necesitan.
Si el régimen en verdad quisiera implementar medidas que mejoren la calidad de vida de los trabajadores y reactive el sector productivo privado, debería poner sobre el tapete propuestas serias. De lo contrario, todo es parte del circo.
Editorial de El Nacional
