10 días antes de que México inaugurara los Juegos Olímpicos de 1968, la policía, ejército y paramilitares cargaron contra estudiantes que protestaban pacíficamente en la plaza de las ‘Tres Culturas’, causando la muerte de cientos de ellos… Te contamos los fatídicos sucesos de la matanza de Tlatelolco, el evento que sacudió al país mexicano hace 50 años.
Antecedentes
En el año de 1968 en México, se desató un movimiento social huelguista, encabezado mayormente por el cuerpo estudiantil de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el que participaron jóvenes de la Ciudad de México y estados aledaños, quienes se constituyeron en un órgano directriz denominado Consejo Nacional de Huelga (CNH).
El objetivo de los estudiantes era buscar un cambio democrático en el país, mayores libertades políticas y civiles, menor desigualdad; así como la renuncia del gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ya que lo consideraban autoritario. Por ello, el movimiento contó con un pliego petitorio al Gobierno de México de acciones específicas como la libertad a presos políticos y la reducción o eliminación del autoritarismo.
A pesar de que el movimiento era pacífico, el Estado mexicano lo tildó como un intento de derrocar al gobierno, instaurar un régimen «comunista» -como parte de un «Plan Subversivo de Proyección Internacional»- y lo criminalizó, argumentando que sus participantes eran terroristas, delincuentes y un peligro para la seguridad nacional. Por ello, el 18 de septiembre, autorizó al ejército nacional de violar la autonomía universitaria ocupando las instalaciones de la UNAM, persiguiendo y deteniendo a los estudiantes organizados.
CNH.-
La masacre
El miércoles 2 de octubre de 1968, los líderes del movimiento estudiantil -nucleados en el CNH- convocaron un mitin pacífico al que asistieron miles de personas. Se concentraron en la plaza de las Tres Culturas de la capital mexicana con el fin de escuchar a los líderes que, desde hacía más de dos meses, se enfrentaban en las calles al gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Cerca de las 6 de la tarde, cuando el último orador del movimiento se disponía a hablarles a las personas concentradas desde el edificio Chihuahua, un helicóptero lanzó dos bengalas, una de color verde y otra roja, que dieron pie a una de las masacres más despiadadas del país latinoamericano…
Personas concentradas en la plaza de las Tres Culturas.-
Las cuatro esquinas de la plaza estaban ocupadas por francotiradores del ejército que vigilaban el mitin del movimiento estudiantil; en poco tiempo jeeps y tanques equipados con ametralladoras se unieron a los soldados y, una vez lanzadas las bengalas, comenzaron los disparos contra los estudiantes.
Adicional a los francotiradores, un grupo parapolicial conocido como el Batallón Olimpia -o “Brigada Blanca”- también abrió fuego contra la multitud. Se habían infiltrado en el mitin vistiendo de civil (e identificándose entre sí con un guante blanco en la mano izquierda) con el fin de hacerles creer a los manifestantes que los estudiantes eran los agresores…?
La brigada de guantes blancos.-
El pánico se apoderó de la gente que no entendía nada, y comenzaron a huir de los disparos; sin embargo, muchos murieron en el acto y los cuerpos empezaron a amontonarse por todas partes mientras la plaza se teñía de sangre.
Muchos manifestantes lograron escapar del tiroteo y se escondieron en algunos departamentos de los edificios aledaños; aún así, esto no detuvo a los miembros del ejército, quienes irrumpieron en los edificios -sin orden judicial alguna-, para capturar a los manifestantes.
Los sobrevivientes
Horas después, la plaza estaba llena de cadáveres y personas heridas… Los estudiantes que sobrevivieron fueron llevados a la fuerza a dos lugares: las puertas de los elevadores del edificio Chihuahua, y al exconvento situado al lado de la iglesia de Santiago Tlatelolco, donde reunieron a aproximadamente 3000 detenidos.
Detenidos de la masacre de Tlatelolco.-
Una vez situados en ambas locaciones, fueron desvestidos, golpeados, torturados y algunos asesinados. Incluso un mes después, podían ser vistas manchas de sangre en los muros blancos del exconvento…
Los periodistas fueron desnudados y registrados; sus rollos -usados y vírgenes- fueron confiscados, por lo que no hay fotografías de la masacre de la plaza. Algunos de los corresponsales, como la italiana Oriana Fallaci, resultaron heridos.
La plaza fue limpiada por el cuerpo de bomberos y los detenidos fueron enviados a distintas cárceles de la Ciudad de México…
Aún hoy, el número exacto de víctimas es desconocido
Aunque la versión oficial del Gobierno en 1968 anunció 20 muertes en la matanza, aún se desconoce la cifra exacta de los muertos y heridos. Tres años después de aquel fatídico día, la escritora Elena Poniatowska, publicó en su libro La noche de Tlatelolco, la entrevista de una madre que buscando entre los cadáveres a su hijo, contó al menos 65 cadáveres en un solo lugar.
En sus investigaciones independientes, el periodista inglés John Rodda entrevistó sobrevivientes y testigos de los sucesos en los hospitales, y calculó que el saldo fue de 325 fallecidos. Este saldo también fue sostenido por la BBC de Londres, que acotó que simplemente era un saldo referencial ya que el cuerpo de bomberos recogió con grúas y camiones de basura cientos de cadáveres, que posteriormente fueron incinerados, por lo que se calcula que el número de muertos podría oscilar entre los 200 hasta los 1500.
Intervención de la CIA
Investigaciones posteriores al trágico evento, revelaron la implicación de la Agencia Central de Inteligencia Norteamericana (CIA). Sus documentos -ahora públicamente disponibles en los Archivos Nacionales en Washington-, mostraron que Winston Scott, el principal hombre agencia en esa época en México, tenía una gran amistad con el presidente Gustavo Díaz Ordaz; además del entonces Secretario de Gobernación, Luis Echeverría, y otros altos funcionarios.
Cartel del movimiento estudiantil mexicano de 1968 donde se denuncia que la prensa está a favor del Gobierno y su exceso de fuerza. El arma también hace alusión a que el gobierno de Estados Unidos estaba detrás de la represión.
Gracias a aquellas relaciones, Washington estaba constantemente informado sobre el movimiento estudiantil, cuyas demandas desafiaban el monopolio gubernamental del poder.
Dichos documentos demostraban que la CIA participó de manera activa en la asesoría y planificación a favor del gobierno mexicano, bajo una operación llamada LITEMPO.
Responsables
El hecho fue cometido de manera conjunta por el grupo paramilitar denominado Batallón Olimpia, la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la llamada entonces Policía Secreta y el Ejército Mexicano. Sin embargo, a pesar de que la masacre se denunció ante autoridades internacionales como un genocidio y un crimen de lesa humanidad, los tribunales lo desestimaron y no hubo mayor investigación en el momento.
Gustavo Díaz Ordaz, presidente de México del 1 de diciembre de 1964 al 30 de noviembre de 1970.-
De acuerdo con una declaración en 1969 realizada por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, el coordinador y responsable de la matanza fue él mismo; no obstante, anunció a los medios de comunicación que solo hubo 20 muertos, 43 personas detenidas y 100 heridos.
La masacre continúa impune
En la plaza de las Tres Culturas en Ciudad de México, se irguió una lápida conmemorativa en que solo enlista 20 nombres de caídos, aunque aclara que pueden ser «muchos más cuyos nombres y edades aún no conocemos»… Desde 2011, el día 2 de octubre se conmemora la masacre a través de un duelo nacional.
Con respecto a las investigaciones, en el año 2005 la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) pudo iniciar las solicitudes de captura a los responsables de la cruel matanza, logrando que la misma fuera reconocida a nivel mundial como genocidio. Sin embargo, no se logró un verdadero juicio que arrojara pruebas definitorias de culpabilidad, por lo que se considera que al día de hoy este hecho continúa impune…
Culturizando
Con información de: Muy Historia | La izquierda diario | Wikipedia | El País |The National Security Archive of the US