El sexo no ha de dar miedo, sino todo lo contrario. Cuando el sexo se relaciona con sentimientos negativos, con problemas o disfunciones físicas y con fobias, hay que buscar ayuda profesional para volver a la normalidad o, en el caso de inexperiencia, para que todo empiece de la mejor forma posible.
En algunas ocasiones no es necesario recurrir a profesionales. Si simplemente se tiene miedo a lo desconocido, estamos ante un típico caso de temor a algo nuevo que puede superarse con la suma de experiencias positivas. Y lo mismo ocurre cuando las malas sensaciones bloquean el normal desarrollo de las relaciones íntimas.
De este modo, podemos intentar mejorar nuestra actitud hacia el sexo siguiendo unos cuantos consejos o recurriendo a una serie de técnicas que suelen dar buenos resultados. Todas ellas nos ayudarán a conocernos mejor y ganar en autoconfianza, un importante arma para luchar contra este problema.
El sexo no ha de dar miedo, sino todo lo contrario. Cuando el sexo se relaciona con sentimientos negativos, con problemas o disfunciones físicas y con fobias, hay que buscar ayuda profesional para volver a la normalidad o, en el caso de inexperiencia, para que todo empiece de la mejor forma posible.
En algunas ocasiones no es necesario recurrir a profesionales. Si simplemente se tiene miedo a lo desconocido, estamos ante un típico caso de temor a algo nuevo que puede superarse con la suma de experiencias positivas. Y lo mismo ocurre cuando las malas sensaciones bloquean el normal desarrollo de las relaciones íntimas.
De este modo, podemos intentar mejorar nuestra actitud hacia el sexo siguiendo unos cuantos consejos o recurriendo a una serie de técnicas que suelen dar buenos resultados. Todas ellas nos ayudarán a conocernos mejor y ganar en autoconfianza, un importante arma para luchar contra este problema.
Conocerse a uno mismo
Conocerse primero uno mismo puede ser la clave para luego acercarnos a nuestra pareja o para tener relaciones sexuales satisfactorias con otras personas, de forma general. Yendo a lo práctico, la idea sería aprender a darse placer no sólo acariciándonos o mediante la masturbación, sino también reflexionando sobre los gustos y preferencias a la hora de tener sexo:luz encendida o apagada, velas y pétalos de rosas o quizás ojos tapados con una cinta…
Este aprendizaje es lento y ha de evitar todo aquello que nos resulte incómodo, como quizás la pornografía. Concentrémonos en estímulos placenteros, un ejercicio para el que podemos ayudarnos de fantasías eróticas. Son perfectas para recrearnos en los momentos íntimos e ir tomando confianza.
Otro punto clave es no dejarse presionar. El sexo no ha de hacerse por agradecimiento ni por ningún otro motivo que no sea tu simple y llana voluntad de hacerlo. Una voluntad que, obviamente, no incluye coacciones ni influencias de ningún tipo, y lo mismo cabe decir del tipo de sexo que se practique (no practique sexo oral si no lo deseas, ni aceptes posturas que te incomoden…) porque, además de vulnerar tulibertad, todo eso acaba pasando factura en forma de miedos.
Por último, si temes que las cosas no salgan bien entre las sábanas y no hay ninguna razón objetiva, no tengas relaciones sexuales con personas que no te inspiren toda la confianza del mundo. Conocerle bien puede marcar la diferencia, sobre todo si hay complicidad y buenas sensaciones. Hayas tenido un trauma o no en el pasado, intenta controlar varios factores: comodidad e intimidad del lugar, complicidad con la pareja, actúa con calma, comunícate y toma medidas anticonceptivas para tu tranquilidad.
Conocerse primero uno mismo puede ser la clave para luego acercarnos a nuestra pareja o para tener relaciones sexuales satisfactorias con otras personas, de forma general. Yendo a lo práctico, la idea sería aprender a darse placer no sólo acariciándonos o mediante la masturbación, sino también reflexionando sobre los gustos y preferencias a la hora de tener sexo:luz encendida o apagada, velas y pétalos de rosas o quizás ojos tapados con una cinta…
Este aprendizaje es lento y ha de evitar todo aquello que nos resulte incómodo, como quizás la pornografía. Concentrémonos en estímulos placenteros, un ejercicio para el que podemos ayudarnos de fantasías eróticas. Son perfectas para recrearnos en los momentos íntimos e ir tomando confianza.
Otro punto clave es no dejarse presionar. El sexo no ha de hacerse por agradecimiento ni por ningún otro motivo que no sea tu simple y llana voluntad de hacerlo. Una voluntad que, obviamente, no incluye coacciones ni influencias de ningún tipo, y lo mismo cabe decir del tipo de sexo que se practique (no practique sexo oral si no lo deseas, ni aceptes posturas que te incomoden…) porque, además de vulnerar tu libertad, todo eso acaba pasando factura en forma de miedos.
Por último, si temes que las cosas no salgan bien entre las sábanas y no hay ninguna razón objetiva, no tengas relaciones sexuales con personas que no te inspiren toda la confianza del mundo. Conocerle bien puede marcar la diferencia, sobre todo si hay complicidad y buenas sensaciones. Hayas tenido un trauma o no en el pasado, intenta controlar varios factores: comodidad e intimidad del lugar, complicidad con la pareja, actúa con calma, comunícate y toma medidas anticonceptivas para tu tranquilidad.
Fuente: Sexólogos