El «text neck» o «cuello de texto» es un trastorno típico del siglo XXI y hay especialistas que dicen que se está tornando una epidemia global. Es provocado por inclinar la cabeza demasiado hacia adelante para ver videos, escribir mensajes o jugar en dispositivos móviles.
Los síntomas frecuentes suelen ser rigidez del cuello, dolor de hombros y cefaleas, que se desencadenan tras mantener durante varias horas al día una postura con el cuello inclinado hacia abajo. Hay casos en que los músculos se llegan a adaptar tanto a esa posición que cuesta volverlos a colocar en su lugar y el cuello pierde su curvatura natural.
Epidemia en camino
El doctor Dean L. Fishman, médico quiropráctico y fundador de The Text Neck Institute, en Estados Unidos, detalla vía mail que, «teniendo en cuenta que hay más de 7 mil millones de teléfonos conectados en todo el mundo y que una persona promedio pasa alrededor de 4 horas usando sus dispositivos, podemos decir que el ‘text neck’ es una epidemia global. Vemos un aumento entre los pacientes más jóvenes que llegan a buscar tratamiento y asesoramiento por dolencias que hace unos años eran consideradas inusuales para ese grupo de edad. Atendemos pacientes jóvenes con dolores de cabeza, cuello y hombros crónicos; además, en las radiografías vemos un inicio más temprano de presentaciones artríticas».
En Argentina, Diego Mellino, doctor en quiropraxia, director de La Clínica de la Columna y fundador de la Fundación Quiropraxia Para Todos (FQPT), también asegura a Entremujeres que el aumento del uso de dispositivos tecnológicos portátiles se vio reflejado en el consultorio, ya que «produjo un aumento significativo en las alteraciones a nivel cervical y la columna en general».
Ulla Hofmann, profesora de educación física especializada en prevención y en ergonomía y directora de Office Gym, suma a esta situación el poco fortalecimiento de la musculatura, las posiciones adoptadas por las personas frente a la computadora (encorvadas) y la falta de movimiento durante la jornada laboral. «No importa que uno entrene para cruzar los Andes: si a lo largo de las 8 horas de trabajo uno no se mueve y no adopta una posición ergonómica en movimiento, vienen las contracturas, tensiones y molestias», comenta.
Nuestro cuerpo
Las cervicales son un conjunto de siete vértebras ubicadas en la parte alta de la espalda que forman la columna cervical. Tienen la función de sostener nuestra cabeza y dar movilidad al cuello. Su delicada ingeniería le permite a la parte superior de la columna tener una gran flexibilidad, aunque también está expuesta a tensiones y dolores por ser una zona vulnerable. «Podemos buscar las causas de la aparición de algunos dolores en algún movimiento brusco del cuello, algún esfuerzo levantando peso o el bruxismo, pero es importante tener en cuenta que la base del malestar son esas largas horas que exponemos nuestras cervicales a una postura forzada», dice Hofmann.
Mellino explica que, desde la quiropraxia, «la incorrecta posición de la cabeza y cuello se considera una de las causas de subluxación vertebral, es decir, el desalineamiento de una o más vértebras, que comprimen el sistema nervioso e interfieren su comunicación». También puede ocasionar cambios en la curvatura cervical normal, conocidos como rectificación o envaramiento cervical, lo que generando una mayor compresión sobre el sistema nervioso, y por ende, el inicio de la alteración funcional.
En busca de la posición correcta
¿Sabés cuántas horas al día pasás en esa postura? Un estudio reciente publicado por la revista médica Surgical Technology International y reproducido por el diario español La Vanguardia dice que cuanto más inclinamos nuestra cabeza hacia delante, más tensión ejercemos sobre nuestra columna. Según Kenneth Hansraj, cirujano lumbar y autor del informe, una cabeza humana pesa entre 4 y 5 kilos pero, al inclinarla para mirar la pantalla del smartphone, la tensión que ejerce sobre la columna aumenta. Así, con una inclinación de 60 grados, se ejerce una fuerza de 27 kilos sobre tus cervicales. Existen diversos grados de inclinación de la cabeza y el cuello, con lo cual, los kilos que cargamos sobre las cervicales oscilan entre los 12 (con una inclinación de 15 grados) y los 27 kilos (con una inclinación de 60 grados) en los adultos.
Podríamos empezar a usar más los mensajes de voz y escribir menos desde el celular, pero sabemos que la tecnología llegó para quedarse. Existen formas para que sean parte de nuestra vida cotidiana sin que nos lastimen. Ulla Hofmann, de Office Gym, enumera qué debemos hacer para no forzar nuestro cuerpo y evitar lesiones:
– Adoptar posturas neutrales, tratando de elevar las pantallas (del celular, tablet, etc.) a la altura de nuestra vista, y no al revés.
– Revisar la postura periódicamente y verificar si nuestro espacio de trabajo está diseñado acorde con nuestras necesidades. Así, reorganizar y reorientar pantallas, teclados y sillas.
– Realizar ejercicios en forma reiterada a lo largo del día, movilizando y estirando el cuerpo.
– Trabajar la tonicidad de los músculos de los brazos y la espalda para que tu cuello se libere.
– Tomar conciencia de que la columna, para que no sufra, debe estar alineada manteniendo su curvatura natural. Esto significa que la cabeza debe estar en la misma línea que la columna vertebral (para comprobarlo, trazá una línea imaginaria que una a una oreja, el hombro, la cadera, una rodilla y un talón).
Para prevenir el «text neck» o reducir los síntomas es necesario mantener el dispositivo móvil a nivel del ojo y la cabeza en una posición neutral y hay aplicaciones móviles que hacen foco en este tema. Text Neck Indicator nos avisa cuándo estamos usando el celular de una manera incorrecta (hay una versión gratuita y otra que cuesta $25,56) con un pequeño ícono que cambia de rojo a verde según la posición del dispositivo. Relieve Neck Pain (gratis) ofrece una serie de 10 minutos de ejercicios para aliviar las dolencias del cuello; sugieren hacerlos diariamente.
Como decíamos, no se trata de dejar de usarlos, sino de llevar el celular a la altura de los ojos (es decir, subirlo más de lo habitual).
Fuente: Entre Mujeres