La prolactina es la hormona responsable de la secreción de la leche materna aunque se encuentra presente en diferentes tejidos tanto en hombres como en mujeres. Los valores normales en mujeres que no estén embarazadas son de 3 a 20 ng/ml y, si superan estas cifras, se denomina hiperprolactinemia, tal y como explica Elisa García Sánchez, ginecóloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Los parámetros en la población masculina son similares, por debajo de los 25 ng/ml aunque Iris de Luna, endocrinóloga del Hospital Universitario QuirónSalud de Madrid, afirma que estos valores pueden variar según el laboratorio.
¿La prolactina alta produce infertilidad?
Uno de los efectos de la hiperprolactinemia es la infertilidad: “Se debe a un hipogonadismo hipogonadotrófico, lo que conduce a una situación de hipoestrogenismo, con disminución de las hormonas sexuales, anovulación, disminución de la libido, amenorrea y por consiguiente infertilidad secundaria”, detalla García. “En mujeres jóvenes el primer síntoma suelen ser los cambios en el ciclo menstrual e infertilidad por bloqueo de la ovulación, mientras que en los hombres aparece un descenso de la libido, aumento del tamaño de las mamas, impotencia e infertilidad”, añade Luna. A su juicio, si este trastorno se mantiene en el tiempo puede provocar osteoporosis.
A estos síntomas se suma la galactorrea, es decir, la secreción de leche a través del pecho aunque García aclara que el grado de hiperprolactinemia no tiene relación con la presencia o la severidad de la galactorrea.
¿Qué soluciones hay si quiero quedarme embarazada?
Ambas especialistas apuntan que existen fármacos eficaces para regular los niveles de la prolactina y los efectos asociados a la sexualidad. Una vez iniciado el tratamiento, hay que empezar a buscar el embarazo pero, cuando éste se consiga, se debe abandonar la medicación para evitar posibles daños en el feto.
Una vez nazca el bebé, ¿es posible darle el pecho? “Sí, la hiperprolactinemia no es una contraindicación para la lactancia materna, de hecho, puede emplearse tratamiento farmacológico durante este periodo si fuese necesario”, responde García.
¿Por qué aumenta la prolactina?
“La causa más frecuente de los altos niveles de prolactina es el embarazo y la lactancia aunque existen otras de origen fisiológico como el estrés, la estimulación del pezón, el sueño, el coito y la ingesta rica en proteínas y grasas”, enumera la ginecóloga del Hospital Clínico San Carlos. Respecto a los factores mencionados, Luna subraya que la estimulación del pezón derivada de los piercings o los monitores de frecuencia en deportistas, la alteraciones en el ciclo del sueño (ya que la producción de prolactina tiene un ritmo asociado al mismo), y la ansiedad que genera la propia extracción de la sangre pueden aumentar la concentración de esta hormona. “Para confirma la hiperprolactinemia es conveniente tomar dos o tres muestras de sangre con una separación de 15 o 20 minutos para descartar falsos positivos”, añade.
En otras ocasiones, los responsables de este trastorno son “los fármacos antidopaminérgicos, algunos antihipertensivos, hormonales, antidepresivos tricíclicos, benzodiacepinas, opiáceos, y anfetaminas”, destaca García. Además, ambas especialistas reconocen que existen enfermedades que pueden descompensar los niveles de la prolactina.
Los tumores hipofisiarios y el embarazo
El adenoma hipofisiario, un tumor benigno en la glándula del cerebro encargada de la producción hormonal (hipófisis), es la patología más frecuente implicada en los aumentos de la prolactina. Estos tumores son de crecimiento lento y su impacto depende de su tamaño y de si son o no secretores de hormonas, siendo denominados microadenomas los que miden menos de 10 milímetros y macroadenomas lo que superan esa cifra. “Cuánto mayores sean los niveles de prolactina, mayor es la probabilidad de que exista un prolactinoma subyacente (un tipo de adenoma productor de prolactina)”, sugiere García.
Cuando la prolactina se eleva por un adenoma hipofisiario, además de las manifestaciones descritas, Luna incluye el bloqueo de otros ejes hormonales (tiroideo, adrenal o de crecimiento), cefaleas persistentes y pérdida de visión, éstas dos últimas debido a la compresión que ejerce el tumor en otras estructuras nerviosas.
En estos casos, el embarazo se consigue estabilizando los niveles de prolactina y restableciendo las funciones sexuales con medicación aunque García advierte que “habría que realizar un estrecho seguimiento durante la gestación para descartar el crecimiento del mismo”. En general estos tumores responden bien al tratamiento farmacológico pero, cuando este falla o comprime el nervio óptico es necesario recurrir a la cirugía.
Por confirmado: MariGonz
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