Teatrex El Hatillo cerró sus puertas. Por más que intentaron no hacerlo, no pudieron evitarlo. «La brecha entre costos e ingresos fue tan grande que superó el esfuerzo a todo pulmón que hicimos. El monto de la manutención mensual llegó en diciembre a casi 10 millones de bolívares, mientras solo recibíamos cerca de 5 millones. El problema es ese desbalance”, indica Susana Baserva, directora de Teatrex.
La sala abrió sus puertas en mayo de 2009. Desde entonces se caracterizó por ser un lugar para la comedia y obras infantiles, como Terapia de grupo, Se busca príncipe azul y El expreso mágico, las más recientes en su cartelera. “Fuimos un espacio importante para el talento joven. Cuando comenzamos este proyecto nos dimos cuenta de que la gente que iniciaba su carrera no conseguía sala porque no tenía currículo.
Pensamos que eso era un error, especialmente porque después del cierre de RCTV hubo menos actores en pantalla. También descubrimos un nicho desatendido, como es el de los humoristas jóvenes, la nueva generación. Les abrimos las puertas a personas que tal vez no iban a tener oportunidades en otros sitios”, recuerda Baserva sobre los comienzos del teatro, que está ubicado en el centro comercial Paseo El Hatillo.
“Tuvimos una sala dotada de equipos de alta tecnología, butacas de un confort absoluto, todo sofisticado. Eso nos distinguía, así que nunca nos planteamos ser irrespetuosos con el público y sentarlo en una silla cualquiera, con pocas luces o sin telón. Cuando el sacrificio tuvo que ser la calidad, decidimos cerrar”.
Las entradas para disfrutar de un espectáculo en Teatrex El Hatillo en las últimas semanas costaban entre 3.000 y 5.000 bolívares, pero ese valor no era suficiente para hacer productivo su funcionamiento. Para obtener ganancias, indica la directora del lugar, hubiesen tenido que aumentar el precio de los boletos a por lo menos 15.000 bolívares. “Pero en una economía tan maltratada como la venezolana, con un sueldo mínimo de 27.000 bolívares y tickets de alimentación que lo duplican, deja claro el mensaje que en este país solo se trabaja para comer, sin otra esperanza o ambición que no sea matar el hambre. Estamos muy tristes porque no estamos quebrando un negocio, sino cediendo un espacio”.
Baserva afirma que nunca disminuyó la asistencia a la sala. El único momento preocupante fue cuando en febrero se aplicó el racionamiento eléctrico que obligó a centros comerciales a disminuir sus horarios, una medida que afectó no solo a salas de teatro, sino a cadenas de cine, restaurantes y tiendas.
“Solo pudimos trabajar sábados y domingos. En la semana es imposible hacer teatro a las 4:00 pm. La ciudad se apagaba temprano porque nadie es amigo de la oscuridad. La idea no es activar una maquinaria tan grande para que vayan 10 personas a esa hora. Ese fue el único momento en el que disminuyó la taquilla”.
En junio de 2013 se inauguró Teatrex El Bosque, en el edificio de Fedecámaras, específicamente en el espacio utilizado como auditorio. Ahora esa será la sede de la compañía. “Es un local con costos diferentes a los de un centro comercial, que tiene una cantidad de bondades y servicios que no da un edificio de oficinas. Por eso los montos son muy diferentes. Lo que varía es el tipo de espectáculo. La infraestructura se presta más para conciertos. Además, la sala es más grande, con 355 puestos, mientras que en El Hatillo teníamos 217 butacas. No es lo mismo montar una escenografía para una obra que para una banda. Hasta ahora El Bosque va muy bien”.
En la sede del municipio Chacao se han realizado conciertos como los de la serie Ciclo y Aparte, dedicado a bandas nacionales de rock y pop, y actualmente se lleva cabo Letra y Música, los domingos en la mañana, con especial atención en la música tradicional venezolana.
La cifra
5 millones de bolívares era el déficit mensual de Teatrex El Hatillo
Fuente: El Nacional
Por Confirmado: David Gallardo