Probablemente toda tu infancia tu mamá se negó a comprarte chupetas o helados con chicle y tú lanzabas pataletas histéricas porque era lo único que pedías. Pues, lee estas consecuencias con atención porque, una vez más, tu mamá tenía toda la razón del mundo:
Puede causar trastornos en la mandíbula, específicamente TMJ, que es un desorden en la articulación temporomandibular, la responsable de conectar la mandíbula con el hueso temporal del cráneo y que está involucrada en el acto de masticar, morder, hablar y tragar. El sobreuso de cualquier músculo y articulación puede ocasionar dolor y generar problemas, razón por la cual, muchas personas que comen chicle a diario, terminan con contracturas en la mandíbula, cabeza y cuello, originando dolores de cabeza, oído o dientes.
También genera problemas digestivos, como el síndrome de intestino irritable, que ocasiona dolores abdominales, calambres y cambios en los movimientos intestinales. Esto se debe a que cuando mascamos chicle, tragamos aire en exceso, lo que causa inflamación del sistema digestivo. Además de esto, el chicle suele contener edulcorantes artificiales que pueden causar diarrea de forma crónica.
Ahora, la solución para alejarte de los chicles con edulcorantes es cambiar a chicles con azúcar, ¿no? Pues no solo te metes unos kilos haciendo esto, sino que estás bañando tus dientes en azúcar, así que prepárate para perder tus dientes.
Algo que probablemente no sabías del chicle es que contiene lanolina, un muy importante ingrediente que se encarga de mantenerlo suave. Pues, resulta que la lanolina es una especie de cera amarilla que se extrae de la lana que producen las ovejas. Se le conoce como “sudor de lana” y ok, no es dañina al cuerpo humano, pero ¿de verdad quieres estar chupando y tragando sudor de lana?
Finalmente, si tienes coronas metálicas en los dientes por mal cuidado y masticas chicle, esto puede ocasionar que dichas coronas vayan despidiendo el mercurio que contienen y que tu organismo lo absorba.
Fuente: ErikaTipoWeb