Signal, la aplicación de mensajería enfocada en la protección de la comunicación privada, ha anunciado que requerirá aproximadamente 45 millones de euros al año para operar a partir de 2025. Esta cifra, aunque significativa, palidece en comparación con los presupuestos manejados por gigantes como WhatsApp o Telegram.
Desde su lanzamiento en 2013, Signal se ha destacado por su enfoque en la privacidad. Su tecnología de cifrado de extremo a extremo es hoy el estándar de facto para la comunicación privada, protegiendo millones de conversaciones en aplicaciones como WhatsApp y Google Messages.
Respecto a su organización económica, Signal opera como una entidad sin fines de lucro, lo que le da una ventaja estructural única en su misión centrada en la privacidad. El funcionamiento de Signal, sin embargo, no está exento de costes significativos. La aplicación maneja una red de servidores globales, almacenamiento de datos encriptados de extremo a extremo, y un sistema de verificación de números de teléfono para prevenir cuentas de spam.
Estos servicios requieren una inversión considerable: solo en almacenamiento, Signal gasta alrededor de 1,3 millones de euros anuales; los servidores suman otros 2,9 millones, mientras que los costos de banda ancha ascienden a 2,8 millones.
Signal no utiliza publicidad ni prácticas invasivas de la privacidad
A diferencia de otras grandes aplicaciones de mensajería, Signal rechaza modelos de negocio basados en la vigilancia y el análisis de datos para publicidad. Esta independencia financiera le permite mantenerse lejos de las prácticas invasivas de privacidad comunes en la industria tecnológica.
Los costes operativos de Signal pueden parecer elevados, pero en realidad son muy ajustados en comparación con otras aplicaciones populares de mensajería como Telegram o WhatsApp.
Por ejemplo, otras plataformas invierten sumas mucho mayores en infraestructura y desarrollo de tecnología, aunque a menudo a costa de la privacidad del usuario.
Mientras Signal se prepara para enfrentar los desafíos financieros de los próximos años con un presupuesto relativamente modesto, la aplicación demuestra que es posible ofrecer un servicio de comunicación seguro y privado sin recurrir a prácticas invasivas. Una vez más: David frente a Goliat.
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