El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de 79 años, fue dado de alta tras seis días de hospitalización debido a una cirugía de emergencia para drenar un hematoma cerebral. A pesar de la gravedad del procedimiento, el mandatario aseguró estar «totalmente bien» y dijo que planea retomar su agenda el próximo jueves.
«Me voy a cuidar, me voy a cuidar. Tengo mucha responsabilidad, tengo mucha disciplina, me voy a cuidar. Tengo a Janja [su esposa, Rosangela da Silva] que es una fiscal (…) ella es la que va, ya sabe, a obligarme a seguir la línea, a cuidarme. Y eso, descansar», comentó en una entrevista en el programa Fantástico de O Globo.
El presidente también comentó que tendrá que esperar a que sanen los «agujeros» causados por los procedimientos en su cráneo, pero que sus médicos han señalado que «no habrá contratiempos» en el proceso de recuperación. Esta semana, Lula tiene prevista una tomografía que indicará si puede o no volver a ejercer sus funciones.
El hematoma cerebral fue consecuencia de un accidente doméstico ocurrido en octubre, que inicialmente no presentó síntomas graves. Sin embargo, el lunes pasado, Lula comenzó a experimentar dolores de cabeza y movimientos inusuales en el cuerpo mientras estaba reunido en el Congreso.
«Pensé que era por el sol. No me lo tomé muy en serio. El lunes comencé a sentir unos movimientos extraños en la pierna, una cierta lentitud», detalló.
Tras los exámenes correspondientes, Lula fue trasladado a Sao Paulo de urgencia para ser operado. Janja, que también participó en una parte de la entrevista, relató cómo vivió aquellos momentos.
«Después de la noche en que mi madre falleció, esa fue la peor noche para mí. Porque no sabía cómo íbamos a empezar el martes. Fueron momentos realmente agonizantes por no saber qué iba a pasar. Pero, gracias dios, hoy estamos aquí. Él está bien», aseveró.