La obra del dramaturgo catalán Guillem Clua, realizará su segunda temporada en el Centro Cultural BOD, desde el próximo 13 de junio.
Cuando el mundo parece haberse puesto en camino para la extinción, cuatro únicos personajes ocupan la escena y dialogan entre si: Frederick Salomón, fotógrafo premiado con un premio internacional por una imagen de una niña en el aire con la piel en llamas, vuelve al país donde veinte años antes había tomado la conocida fotografía. Regresa para recoger un premio, ya que muchos lo consideran clave en los recientes esfuerzos para conseguir la paz en el problemático país; Hannah, una reportera del único diario abierto en un país en descomposición, no está de acuerdo.
Mientras la mujer entrevista a Salomon en una habitación de hotel, ambos debaten y cuestionan el papel de Naciones Unidas en su relación con los países del tercer mundo el merchandising de las imágenes violentas y, por encima de todo, qué ocurrió exactamente el día fatídico en el que se tomó la foto.
Simultáneamente, en el mismo espacio teatral tiene lugar la historia de otra pareja. Pero ésta no es consciente de la presencia de la otra. El doctor Brown, un miembro fiel del partido, hace una visita de rutina a una mujer local, Ida, cuya hija está en coma en un hospital de la ciudad. Ida ofrece sus favores sexuales a cambio del tratamiento médico que puede salvar la vida de su hija o incluso, trasladarla a vivir a occidente.
Las dos escenas contrapuestas de engaño y desesperación van tejiendo poco a poco un argumento que el público construye con los fragmentos que la guerra ha dejado tras de sí. ¿Quién era la niña de la fotografía? ¿Cómo cambió su vida, y la de su país, y la del mundo, aquella imagen? ¿Y qué resultados tendrán los horribles dilemas a los cuales se enfrentan todos los personajes? Todos viven en un mundo absurdo, regido sin embargo por una lógica peculiar. Un mundo del que quisieran escapar, pero al que finalmente se han resignado.
La piel en llamas conduce a los espectadores en un viaje emocional e intelectual que se acaba convirtiendo en todo un reto, que les obliga a considerar y cuestionar la línea que divide a poderosos de necesitados.
Después de una exitosa primera temporada, esta pieza tetaral regresa esta vez al Centro Cultural BOD. La piel en llamas fue seleccionada por Vladimir Vera, quien funge como director, por ser una obra especialmente valorada por la crítica, por su innovadora estructura y su inteligente discurso sobre los medios de comunicación y la política en tiempos de guerra.
El texto ha recibido numerosos premios, incluyendo el Ciutat d’Alcoi, el Serra d’Or de la Crítica de Barcelona como mejor texto del 2005, una nominación como mejor texto castellano en el Premio Max de España en el 2013 y otros reconocimientos en varias ciudades de Estados Unidos.
La escuela técnica
La compañía Rajatabla, con 41 años de historia en el ámbito teatral mundial, asume esta obra, por primera vez en Latinoamérica. Vera, quien asume la dirección, ha dirigido otras piezas como La ratonera, Madame de Sade, Crónicas Palahniuk y Los taxistas también tienen su corazoncito, entre otras. El elenco está conformado por José Domínguez, Fedora Freites, Jesús Sosa y Tatiana Mabo. La producción esta a cargo de Adriana Bustamante y Carla Gardié, la asistencia de dirección es de Argenis Fernández y la producción general es de William López.
La obra se estará presentando desde el 13 de junio en el PH del Centro Cultural BOD, los viernes y sábados a las 8:00 pm y domingos a las 6:00 pm.
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