En octubre de 2012 comenzaron a manifestarse los desequilibrios del modelo económico levantado desde 1999. Ha transcurrido un año y buena parte de esas distorsiones son hoy más graves.
Decidido a obtener una nueva reelección, Hugo Chávez elevó el gasto a niveles históricos para crear una sensación de bonanza en la población. A la par, se realizaron importaciones de bienes y servicios para mantener abastecido el mercado y contener la inflación. Las importaciones de bienes y servicios llegaron al monto récord de 77 mil 503 millones de dólares, cifra equivalente a 83% de las divisas provenientes de la venta de petróleo.
Pero tras la victoria electoral de Chávez, aparecieron las consecuencias económicas: repunte de la inflación, escasez de productos básicos, contracción de las reservas y sequía de divisas, y una escalada del dólar en el mercado paralelo, entre otros traumas.
Desde que asumió el poder, primero como vicepresidente encargado durante la larga enfermedad de Chávez y después como Presidente de la República, Nicolás Maduro ha insistido en la necesidad de dominar la economía.
«Si hay que elegir un foco principal entre diez temas, los temas fundamentales: electricidad, seguridad, economía, poder popular, eficiencia, economía, darle base económica sólida a este país, bajar el índice de desempleo, producir lo que comemos», destacó Maduro tras ganar la elección presidencial en abril pasado, al tiempo que prometió la construcción de un «gobierno económico».
«Tenemos que torcerle el brazo a la inflación, al dólar paralelo. Venezuela tiene las divisas necesarias para el funcionamiento de la economía», insistió Maduro. Pero los resultados muestran, más bien, que los males se han acentuado.
Se agravan
Entre octubre de 2012 y agosto de este año la inflación acumula un salto de 40,6% versus 14% en el mismo lapso del año pasado; el indicador de escasez de productos básicos que publica el Banco Central de Venezuela (BCV) aumentó desde 13% hasta 20%; las reservas internacionales registran una caída de 24% en el año y la oferta de dólares se ha secado.
Tras cerrar el Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme) en febrero de este año, el Gobierno anunció la creación del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), un mecanismo para complementar a la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), donde las empresas pueden comprar divisas legalmente a través de subastas, pero el mecanismo no ha cumplido con las expectativas.
Al tomar en cuenta lo que ha entregado el Sicad a través de las cuatro subastas realizadas y lo poco que inyectó el Sitme antes de que dejara de operar, por la vía alterna a Cadivi la economía ha recibido una oferta de mil 338 millones de dólares en los primeros ocho meses del año, cifra que se traduce en un descenso de 76% respecto al mismo período de 2012.
Desde el sector empresarial han alertado al Ejecutivo nacional de la necesidad de tomar medidas de fondo para corregir el rumbo económico, pero tales decisiones no llegan y las presiones para mantener la producción y la oferta de productos en el mercado son cada vez mayores.
Esquivando los problemas
En mayo pasado el Ejecutivo nacional se reunió durante una semana con empresarios de prácticamente todos los sectores económicos. En el ámbito empresarial los encuentros se interpretaron como una señal de diálogo y disposición del Gobierno de Maduro a solucionar los obstáculos que frenan la producción.
En las reuniones se destacaron las dificultades para obtener divisas, para importar materia prima, los efectos negativos de la congelación de precios o las consecuencias de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (Lottt), entre otras trabas.
Cuatro meses después esos problemas permanecen inalterables y, en algunos casos, complican más la realidad de las empresas. Esto es lo que ocurre con el control de precios. Fabricantes de alimentos, de productos de cuidado personal y laboratorios farmacéuticos coinciden en que el rezago de precios es cada vez más complicado de manejar.
Las soluciones anunciadas la semana pasada por el Ejecutivo lucen más bien como acciones para resolver la coyuntura, pero no para atender los problemas estructurales. Francisco Martínez, primer vicepresidente de Fedecámaras, calificó como de «emergencia» la respuesta del Gobierno nacional.
La Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) recordó que era necesario atender el control de precios y el control cambiario.
Fuente: El Universal