Transcurrieron más de dos meses en los que los familiares de Nelson Luis Reyes Medina, de 23 años de edad, lo buscaban por distintas sedes policiales y hospitales de Caracas. El jueves 4 de enero recibieron una llamada de una amiga de la familia que trabaja en el hospital Ana Pérez de León, en la que les avisaron la mala noticia: habían encontrado el cadáver de un hombre que presentaba una herida en la cabeza ocasionada por un objeto contundente, en el Puente Independencia, en la autopista Francisco Fajardo, con una tarjeta de débito que pertenecía a Reyes Medina. El cuerpo lo habían ingresado en la morgue de ese centro de salud.

El 22 de octubre a las 12:00 de la noche Reyes Medina se dispuso a salir junto con dos amigos al club nocturno de ambiente Triskel, ubicado en Altamira. Salió de su casa, localizada en el sector Los Alpes, en El Cementerio, y llegó a ese local, donde, de acuerdo con los familiares, se separó de sus acompañantes y acordaron encontrarse horas después para irse del sitio. Cuando ya eran las 5:00 am, uno de los amigos intentó encontrarlo sin éxito. Por ello tomó un taxi hasta su vivienda y después le escribió a Reyes Medina un mensaje privado por Facebook, relataron los parientes.

El martes siguiente a la fecha de su desaparición, la hermana de la víctima pudo ingresar a la cuenta de su hermano en esa red social y fue cuando leyó el texto que había recibido del amigo. Desde el momento de su desaparición sus números telefónicos se encontraban fuera de servicio. Inmediatamente interpusieron la denuncia en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas y, aunque también lo buscaban por cuenta propia, no pudieron hallarlo.

Una vez informados el jueves 4 de la trágica noticia del hallazgo, los familiares de Reyes Medina se presentaron en la medicatura forense de Bello Monte a donde fue llevado el cadáver para esperar los exámenes de identificación realizados por los antropólogos. Debido a que el cuerpo estaba en un muy avanzado estado de descomposición y no podían identificarlo a primera vista, tenían la esperanza de que no se tratara de Reyes Medina más allá de que en uno de los bolsillos de su pantalón había una tarjeta de débito con su nombre. Sin embargo, los análisis les fueron entregados y con ellos se desvanecieron las esperanzas albergadas por los parientes.

Familiares consternados por el hecho dijeron que Reyes Medina estaba desempleado, luego de trabajar en una clínica en el CCCT.

Los familiares de Nelson Luis Reyes Medina desconocen el móvil del asesinato y aseguraron que él siempre acostumbraba a salir de fiestas, aunque nunca había desaparecido por tanto tiempo. Es por ello que debido a su ausencia prolongada, decidieron emprender la búsqueda de su paradero. Anteriormente los parientes se habían trasladado a la morgue de Bello Monte para verificar si se encontraba ahí. No obstante, en esa oportunidad no lograron hallarlo.

Neumonía basal izquierda fue el resultado que arrojó la autopsia practicada ayer a un niño de 1 año de edad en la morgue de Bello Monte. De acuerdo con la versión de su progenitora, quien pidió se reservara de su identidad, el infante sufrió complicaciones respiratorias debido a la quema de un cúmulo de basura en el sector La Chivera de la Cota 905. “El humo entró en la casa, donde vivo con el resto de mis cuatro hijos menores”, señaló.

El miércoles en la madrugada, la mujer llevó a su hijo a la clínica popular de El Paraíso porque el niño convulsionó. De allí lo remitieron al hospital Miguel Pérez Carreño porque no podía respirar y murió minutos después de ser ingresado.

Luego de los trámites de rigor, la madre se preparaba para el sepelio y para dar la cristiana sepultura, diligencia que se vio truncada porque los trabajadores de los servicios funerarios le indicaron que la producción de ataúdes para niños está paralizada debido al costo de los materiales, por lo que la mujer improvisó el féretro con un cajón de madera que yacía arrumado en un rincón de su vivienda.

“Quería enterrar a mi bebé, no me importaba si era en esa caja fea y vieja”, dijo la madre llorando desconsoladamente. Recordó que hacía una semana un conocido de la familia, residenciado en la parroquia Antímano, había confeccionado un ataúd para su hijo porque tampoco lo conseguía en las funerarias y los que le ofrecían superaban los 4 millones de bolívares.

“Le di el cajón al señor y me lo transformó completamente en menos de dos días. Lo lijó y pintó de blanco, por dentro y por fuera. También le colocó una almohadita que forró con tela satinada de color blanco. En la tapa le hizo una abertura donde colocó el vidrio. El señor no me cobró ni medio”, agregó.

La mujer es ama de casa y madre de cuatro hijos: uno de 2 meses de nacido y los otros de 5, 6 y 8 años de edad. Indicó que la basura se acumula en la parte alta de los barrios, por lo que los vecinos se ven en la necesidad de quemarla a diario.

CIFRA

4 millones de bolívares cuestan los ataúdes para niños. Son de confección básica y madera simple.

El cuerpo sin vida de una mujer fue hallado ayer en horas de la mañana en el interior de la quinta Josefina que está ubicada en de la calle 11 de Los Jardines de El Valle, donde residía.

La víctima quedó identificada como Zulay Conrado García, de 50 años de edad. Se desempeñaba como médico odontólogo.

Conrado García fue vista por última vez el pasado 1° de enero luego de festejar con parientes la llegada del nuevo año. Transcurrieron seis días y una hermana decidió ir a su residencia.

Al entrar notó que la casa estaba desordenada “como si hubiera pasado un huracán y destrozó todo a su paso”, dijo, sin querer identificarse. Precisó que faltaban las computadoras y los teléfonos celulares. “Caminé a su habitación y allí estaba mi hermana, en un charco de sangre”, describió el familiar.

El cuerpo detectivesco realizó el levantamiento del cadáver de Conrado. Una fuente del organismo informó que la mujer murió a causa de múltiples heridas producidas por un arma blanca. En el informe policial los detectives registraron que no descartan el crimen pasional como motivo del suceso.

Con la muerte de la odontóloga llega a tres el número de mujeres asesinadas en la Gran Caracas en una semana.

Otro hecho. Con tres balazos en la cara asesinaron a Jean Carlos Yánez Carballo, soldado del Ejército adscrito al 612 batallón desde hacía año y medio. El joven de 18 años de edad se encontraba de permiso desde el 28 de diciembre con orden de incorporación a las filas el próximo 18 de enero.

El viernes a las 12:30 del mediodía Yánez Carballo salió de su residencia situada en el sector Las Casitas del barrio El Carpintero, parroquia Petare, para comprar pan en la zona. Testigos contaron a sus familiares que en un establecimiento localizado en el sector La Machaca, un hombre se le acercó y le disparó en tres ocasiones.

Más tarde, Yeglimar Serrano, hermana de la víctima, recibió una llamada telefónica anónima para informarle sobre el hecho. El cadáver de Yánez Carballo fue trasladado a la morgue del hospital Domingo Luciani de El Llanito, municipio Sucre, estado Miranda, y luego llevado a la morgue de Bello Monte.

Fuentes policiales investigan si se trató de un sicariato o muerte por venganza, ya que Durán no fue despojado de ninguna de sus pertenencias.

Antes de unirse al Ejército el soldado trabajó como colector en la línea Petare-Carpintero. Era el menor de cinco hermanos. Yánez Carballo es el primer funcionario militar asesinado en la Gran Caracas en los seis días que van de 2018.

Carlos Velásquez Guerrero, de 22 años de edad, murió luego de recibir 25 balazos cuando entraba a la casa de su cuñado, ubicada en el sector Telares de Palo Grande, urbanización Pedro Camejo en Caricuao, el lunes 1° de enero a las 7:00 pm.

Luego de las festividades de Año Nuevo, el hombre había salido en su moto a comprar pan en un establecimiento del sector. Durante el trayecto, la cadena de la moto se aflojó y decidió buscar herramientas en una casa vecina en la que reside el hermano de su esposa y suegra.

“Carlos estacionó la moto en el patio. En ese momento llegaron dos hombres y descargaron sus pistolas”, dijo Marcos Briceño, conocido de la víctima.

Briceño catalogó el hecho como un ensañamiento contra Carlos Velásquez, que trabajaba como mototaxista y tenía una banca de loterías de animalitos.

“En el Cicpc de la avenida Urdaneta nos dijeron que por la cantidad de tiros que recibió pudo tratarse de un ajuste de cuentas”, dijo Briceño.

El director de Seguridad de la Gobernación del Táchira, Fernando Tarazona, informó que aumentaron en más de 80% los homicidios en esta entidad durante diciembre de 2017, en comparación con el mismo mes de 2016. Atribuyó este hecho al impacto que ha tenido la crisis venezolana en los cuerpos policiales y de seguridad, debido a que estos no cuentan con los recursos para proteger a los ciudadanos.

Tarazona, ex funcionario de la Policía del Táchira, señaló que en el último mes de 2017 se registraron nueve asesinatos en el municipio Bolívar (San Antonio del Táchira) y en otros siete en García de Hevia (La Fría). La suma de estas cifras supera las 11 muertes violentas registradas en todo el estado en 2016 y también el número de casos contabilizados en diciembre de ese año.

“Aumentó en 87%. Por eso es que se ordenó la revisión de los planes de seguridad. Se hizo una revisión del patrullaje policial en Táchira y nos percatamos de que los organismos no cuentan con los recursos logísticos ni de personal para realizar patrullajes”, indicó Tarazona.

La Policía del Táchira, que permanece intervenida por el Ministerio de Interior y Justicia luego de las elecciones regionales en octubre de 2017, tiene asignados 73 cuadrantes, seguido por la PNB con 20 cuadrantes, la GNB con 16 cuadrantes, la Policía Municipal del municipio Torbes con 3 y la del municipio Cárdenas con 2 cuadrantes para un total de 114 cuadrantes de paz.

La Policía del Táchira, que tiene mayor responsabilidad en todo el estado, solo cuenta con 24 unidades lo que significa que 49 sectores quedan sin patrullaje preventivo.

Acerca de los homicidios ocurridos en la zona de frontera con la modalidad de muertes por encargo o sicariato, el funcionario señaló que en su mayoría se debe a disputas por el control del territorio. Agregó que enviaron un informe a la Fuerza Armada Nacional para que ejecuten las acciones de seguridad correspondientes de manera de reducir las muertes violentas.

También dijo Tarazona que las coordinaciones de seguridad fronteriza con Colombia las maneja la FANB y no suministran detalles ni información a la gobernación.

37 homicidios por sicariato

11 homicidios por resistencia a la autoridad

19 heridos con arma de fuego

Un nuevo homicidio se registró en La Cañada de Urdaneta. Laurencio Enrique Hernández López, de 16 años, estudiante de quinto año de bachillerato, se encontraba en una casa sin número en la avenida principal con calle 2 del sector Nueva Esperanza, parroquia Chiquinquirá del referido municipio, cuando lo mataron a balazos.

El hecho ocurrió el pasado lunes a las 11.30 de la noche. La víctima estaba con un hombre mayor, conocido en la zona como el “Víctor”, con quien sostuvo una discusión; en medio del intercambio de palabras, el asesino sacó del cinto de su pantalón un arma de fuego para dispararle a Hernández.

Tan rápido como accionó el arma, huyó de la escena del crimen, mientras los presentes ayudaban desesperados al menor de edad. Le perdieron la pista y se escapó con rumbo desconocido, con el peso del homicidio sobre sus hombros.

Marilú López, madre del infortunado, la despertó, ayer a las 6.00 de la mañana, una llamada telefónica. Era otro de sus hijos, le informó del deceso de Laurencio. Las lágrimas corrían por sus mejillas, la desesperación y la tristeza nublaron su mente, “no podía creer que algo así sucediera en navidad”.

Se vistió, avisó a otros familiares, y emprendieron rumbo desde su morada en la población de Guarero, parroquia y municipio Guajira, hacia la morgue forense de Maracaibo, donde esperaron la llegada del cadáver de su hijo. El ama de casa comentó a las afueras de la medicatura, que al estudiante lo llevaron hasta la emergencia al Hospital I La Concepción, donde ingresó sin signos vitales.

Los detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica se dirigieron al lugar de los hechos para interrogar a los testigos, están tras el paradero del sicario. Recolectaron las evidencias de la escena del crimen. Manejan la riña como móvil del asesinato.