Sudán: Cuando el juguete es un fusil

Sudán: Cuando el juguete es un fusil

AFP / Niños soldado en Sudán del Sur

 

 

A finales de 1987, con el fusil como juguete, Okony Deng tuvo que huir de Sudán al incrementarse los combates entre las fuerzas gubernamentales leales a Jartum y el sureño Ejército Popular para la Liberación de Sudán (SPLA). Tenía apenas 13 años, pero recorrió más de 1.200 kilómetros hacia la frontera con Etiopía.

 

 

Ahora, casi tres décadas después de sus surcos en la arena, la historia de Deng continúa repitiéndose. A finales de enero, la Facción Cobra del Ejército Democrático de Sudán del Sur accedía a liberar a unos 3.000 niños soldado de entre once y 17 años, de los cuales un primer grupo de 280 menores ya han sido entregados. En este sentido, la ONU calcula que, sólo en el último año, los grupos armados de Sudán del Sur han reclutado a 12.000 jóvenes.

 

 

El origen de este aumento de jóvenes en conflicto se remonta a diciembre de 2013, cuando el presidente, Salva Kiir (dinka), acusó a su histórico rival político, el exvicepresidente Riek Machar (nuer), de planear la toma del poder por la fuerza, lo que degeneró en una guerra inter-étnica en ciertas regiones del país. «Tras décadas de lucha por la independencia, la política es quien está destruyendo nuestro futuro», lamentaba recientemente a ABC Deng.

 

 

Hoy, no obstante es «su día». Este jueves se celebra el Día Internacional contra la utilización de niños/as soldados. Con poco o nada por lo que congratularse, eso sí.

 

 

Según denuncia Amnistía Internacional, en la actualidad existen alrededor de 51 grupos armados documentados por Naciones Unidas (en 18 países distintos) que reclutan a menores de edad. Como Boko Haram, en Nigeria; Seleka y Antibalaka en República Centroafricana; Al Shabab en Somalia; el Estado Islámico del Iraq y Sham (ISIS) o las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP).

 

 

Tal es el caso del conflicto de República Centroafricana, donde se estima que desde el inicio de los enfrentamientos actuales, hace más de dos años, cerca de un millón de personas han sido desplazadas  por la violencia. Es decir uno de cada cinco habitantes de República Centroafricana. Pero hay otros números también a tener en cuenta.

 

 

Por ejemplo, cerca de 10.000 menores edad han sido reclutados por las fuerzas en conflicto. De igual modo, a día de hoy, 620.000 personas no tienen acceso a  medicamentos básicos. Todo ello, en una de las crisis más olvidadas.

 

 

De nuevo uso por Boko Haram

 
A finales de enero, Al Urwa al Wuthaqa, una organización ligada a los islamistas nigerianos de Boko Haram, publicaba dos imágenes de un presunto centro de entrenamiento de menores de edad utilizado por los radicales. En ellas, se observa a al menos una decena de niños realizando prácticas de tiro.

 

 

El uso de menores de edad, no obstante, es relativamente novedoso en las filas de Boko Haram. Aunque comienza a abrirse paso con rapidez.

 

 

Ya a comienzos de año, la milicia nigeriana llevaba a cabo dos atentados suicidas sirviéndose de tres jóvenes diferentes.

 

 

En el primero de ello, el pasado día 10 de enero, al menos una veintena de personas perdían la vida en un ataque en la ciudad de Maiduguri, capital del estado de Borno. La autora de la acción armada, que contaba con varias bombas adheridas a su cuerpo,  era una niña de apenas diez años de edad. Al día siguiente, otras cinco personas fallecían en un mercado de Potiskum, en el norte de Nigeria, después de que terroristas colocaran chalecos explosivos a dos niñas de unos diez años (algunas fuentes elevan a 15 sus edades).

 

 

El primer caso de mujeres suicida, en esta ocasión, de mediana edad, por parte del grupo radical se remonta al pasado 8 de junio. Entonces, un soldado perdía la vida en un control militar después de que la terrorista se inmolara en la ciudad de Gombe. Solo un mes después,  en julio, cuatro niñas realizaban otros tantos atentados simultáneos en diferentes puntos de la localidad de Kano, una de las más importantes del país, dejando seis muertes. De forma paralela, el Gobierno de Abuya reconocía entonces que tres adolescentes -de edades comprendidas entre los 10 y 18 años- habían sido detenidas en el estado de Katsina con explosivos en su cuerpo.

 

 

Escrito por: EDUARDO S. MOLANO

Fuente: ABC.es

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