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Sudáfrica, pionera en farmacias electrónicas que funcionan como un cajero

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Sudáfrica, pionera en farmacias electrónicas que funcionan como un cajero

 

Más de 10.000 pacientes sudafricanos, en su mayoría enfermos crónicos de afecciones como el sida o la diabetes que necesitan medicación regular, usan ya un invento pionero en el mundo: una farmacia electrónica que funciona como un cajero y evita al usuario hacer cola durante horas.

 

 

 

A primera vista se aprecian pocas diferencias respecto a un terminal electrónico bancario: una pantalla, un escáner de tarjetas, botones y un buzón. Son de color verde y se presentan bajo las siglas PDU (Unidad de Dispensación Farmacéutica, siglas en inglés).

 

 

El usuario cuenta con una tarjeta donde, previo registro en el sistema y aprobación de su clínica, tiene cargadas sus recetas.

 

 

Detrás del telón, un brazo robótico y un centro de asistencia remota para que el usuario pueda conversar directamente con un farmacéutico completan el sistema y convierten en un proceso de 5 minutos las hasta 5 horas de cola que miles de pacientes sudafricanos, especialmente en las zonas pobres, tienen que sufrir cada mes para retirar sus medicamentos de hospitales públicos.

 

 

 

Para los que no tienen otra alternativa por las carencias del sistema de salud, eso supone perder un día entero de trabajo.

 

 

 

«No es difícil, solo pones tu tarjeta y tu pin y consigues tu medicación y te vas a casa», explicó a Efe Philda Dladla, una paciente con sida de 59 años y residente en Alexandra (Johannesburgo), donde se instaló la primera PDU en fase piloto en 2017 y por la que este mes se calcula que pasarán 3.000 pacientes.

 

 

 

Dladla asegura que la farmacia electrónica ha supuesto un gran «cambio» en su vida, porque ya no tiene que invertir cada mes toda una mañana en conseguir sus antirretrovirales.

 

 

 

«En las clínicas no tienen farmacéuticos y aquí sí, con el servicio de atención al cliente. Esa es la primera ventaja. La segunda es el tiempo de espera: en la clínica esperan durante unas 5 horas y aquí menos de 5 minutos. Además, tenemos un horario de apertura más amplio, como un local comercial», detalló a Efe Taffy Chinamhora, responsable del centro de Alexandra.

 

 

 

En 2018 añadieron dos localizaciones más, en el antiguo gueto de Soweto y otra en el de Diepsloot -todas en la zona de Johannesburgo-, mientras trabajan en un próximo estreno en la provincia del Estado Libre (centro).

 

 

 

«En los antiguos guetos la mayor parte de la gente no tiene acceso a muchos recursos. Así estamos más cerca de la gente que lo necesita», consideró Chinamhora.

 

 

Cada centro cuenta con varias PDU y personal permanente de seguridad y de atención, especialmente para asistir a nuevos usuarios.

 

 

 

El proyecto se remonta a 2010, ideado por la compañía sudafricana Right ePharmacy y apoyado por la ong Right to Care, en colaboración con autoridades sanitarias gubernamentales.

 

 

«Toda la tecnología se parece a la de un cajero de banco, así que eso lo hace más fácil de usar», indicó a Efe Fanie Hendriks, director de Right ePharmacy.

 

 

 

«Para los pacientes es increíble. Nos llegan todo tipo de comentarios. Un paciente, como llegaba a casa más pronto, sus hijos pensaron que había perdido el trabajo», comentó Hendriks.

 

 

 

Esta compañía sudafricana posee la patente de la tecnología, que se manufactura en Alemania.

 

 

 

No hay, según ellos, otras farmacias electrónicas de este tipo en el mundo -aunque tienen constancia de proyectos en fase piloto en países como el Reino Unido-, y creen que podrían exportar la idea no solo al resto de África, sino también a otras partes del planeta.

 

 

 

«Actualmente cubre mayoritariamente VIH, diabetes e hipertensión. Pero la tecnología se puede ajustar a las necesidades o dedicarla solo a una enfermedad según las características del país», agregó el director.

 

 

 

Hendriks reconoció que la farmacia electrónica generará muchas preguntas sobre su posible impacto en la industria, pero señaló que nació pensada para el contexto sudafricano, donde la salud pública tiene pocos recursos.

 

 

También puede ser una respuesta a las necesidades de las áreas rurales, más despobladas, donde no se puede poner una farmacia o un hospital cercano a cada paciente.

 

 

«Sudáfrica está muy corta de personal farmacéutico y las clínicas públicas están sobrepasadas. Además, tenemos muchos desafíos como la gran presencia del VIH», resaltó el director de Right ePharmacy, que ve su invención más como un complemento a la farmacia tradicional que como un reemplazo.

 

espectador.com

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