Las protestas en Gaza y Cisjordania contra el traslado de la embajada de EEUU a Jerusalén en el día en que Israel cumple 70 años se saldaron hoy con 55 muertos, siete de ellos menores, y más de 2.700 heridos, en una jornada en la que unas 40.000 personas participaron en marchas hacia la divisoria en la Franja palestina.
A pesar de que el presidente estadounidense, Donald Trump, asegura que el traslado de su legación y el reconocimiento de Jerusalén como capital israelí «servirá para avanzar hacia la paz», la jornada de inauguración de la legación ha sido sangrienta, con el mayor número de muertos en un día desde 2014.
Según el Ministerio de Salud palestino, en las protestas han muerto 55 personas, en su mayoría jóvenes de entre veinte y treinta años y siete de ellos adolescentes.
Además, 2.771 personas han tenido que ser atendidas, más de la mitad de ellas por heridas de bala o metralla, de las que 54 están en estado crítico, otras por golpes y contusiones (varias de ellas de las latas que contienen los gases lacrimógenos) y el resto por asfixia a causa de su inhalación.
En Ramala se congregaron más de tres mil personas, que marcharon hacia el puesto de control militar israelí de Qalandia, donde se registraron disturbios con 35 heridos y atendidos por asfixia, y también hubo manifestaciones menores en Hebrón, Nablus y Belén.
«Vamos a marchar hacia Jerusalén contra el traslado de la embajada estadounidense. Jerusalén es la capital de los palestinos y todos estamos unidos contra la decisión de EEUU», dijo a Efe Isam Baqer, participante de la marcha de Ramala.
Los organizadores de la Gran Marcha del Retorno, que se inició el 30 de marzo y en la que han muerto 104 palestinos, señalaron en Gaza que «instan» a su pueblo «a mantener todos los frentes de lucha abiertos contra la ocupación».
«Y consideramos a Estados Unidos y a la ocupación responsables de la sangrienta masacre de hoy en Gaza», subrayaron.
Estaba previsto que la marcha concluyese mañana, día en que los palestinos conmemoran la Nakba (Catástrofe) que para ellos supuso la creación de Israel, hace hoy setenta años, pero el comité organizador ha señalado que «mañana será un día de duelo y de dolor, para recompensar a los espíritus de los mártires», y ha suspendido las protestas previstas.
Suha Seder, una mujer de 42 años que participó en las protestas en el este de Gaza capital, señaló a Efe que ha acudido cada viernes desde que empezaron «para exigir el legítimo derecho al retorno», y aseguró: «Seguirán las protestas hasta que volvamos a nuestros hogares y ciudades en Palestina».
«Jerusalén es nuestra capital y Trump no tiene derecho de mover la embajada de su país a la ciudad. Mi familia vino de Ashkelon (hoy en Israel) hace 70 años y mis hijos y yo volveremos antes o después. Lo que se nos ha quitado a la fuerza debe ser recuperado a la fuerza», sentenció.
El teniente coronel Jonathan Conricus, portavoz del Ejército israelí, señaló en conversación con un pequeño grupo de periodistas que «esta es la octava semana de la violencia orquestada por Hamás, y que ha habido un nivel de violencia sin precedentes, en el que han tratado de plantar explosivos en la valla en tres diferentes puntos e intentado penetrar en Israel».
Los islamistas, aseguró, «envían a civiles a la frontera para que sus operativos entren después a matar a civiles israelíes, y también son culpables de quemar y destruir la parte palestina del cruce de Kerem Shalom», aseguró.
A su entender, «Hamas está matando a Gaza» y se puede ver «un claro patrón» para empeorar la situación humanitaria en la Franja, mientras que Israel lo que intenta hacer es «defender sus hogares».
«No vamos a permitir ninguna infiltración en Israel ni riesgos para los civiles israelíes por parte de miembros de Hamás o de hordas de gente que trata de romper la valla», advirtió.
El ejército realizó hoy varios ataques aéreos a infraestructuras militares de Hamás alejadas de los puntos de las manifestaciones, que Conricus aseguró que no son tales, sino «disturbios violentos».
El portavoz castrense considera los eventos de hoy como los más «feroces y violentos, tanto por la cantidad de personas como por la multiplicidad de lugares (trece en vez de los cinco habituales) y por los continuos intentos de cientos de amotinados de romper la valla en varios puntos distintos».
Asegura que nadie consiguió atravesar la divisoria y que no hubo daños más allá de un soldado herido leve por metralla en un caso que se está investigando.
Respecto a los heridos palestinos, dijo que la mayoría lo son por inhalación de gas y que no se puede confiar en los datos que da Hamás sobre heridos y muertos.
Además, considera que «el nivel de violencia que Hamás utiliza es el único factor que determina la cantidad de víctimas».
El general de Brigada Ronen Manelis, por su parte, declaró que Israel «no puede tolerar este tipo de acciones terroristas, y serán respondidas con fuerza». EFE