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Sombras de duda opacan gobernabilidad en el país

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Sombras de duda opacan gobernabilidad en el país

Más allá de la decisión que tome el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sobre la solicitud de impugnación de los comicios del 14 de abril por parte de Henrique Capriles, la historia democrática de Venezuela quedará marcada por un proceso inédito en una elección presidencial, según afirma Ezequiel Zamora, exrector del Consejo Nacional Electoral (CNE).

 

A juicio de Zamora, el momento político que vive Venezuela se parece a la situación que atravesó Perú hace 13 años, cuando Alberto Fujimori resultó electo para un tercer periodo en una segunda vuelta en la que Alejandro Toledo decidió no participar, en vista de la denuncia de fraude en la primera vuelta que interpuso ante las instituciones peruanas que no fue admitida.

 

El exrector considera necesario para la gobernabilidad del país que el TSJ sea consecuente y dé la misma repuesta acelerada y favorable que dio en febrero de 2012 al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) cuando pidió que se auditaran las elecciones primarias de la oposición en las que fue escogido Henrique Capriles como candidato único de la Mesa de Unidad Democrática (MUD).

 

“Hay que recordar como el TSJ en febrero de 2012, ante la petición de Jorge Rodríguez, recibió la denuncia, la admitió y ordenó en un solo día a la Comisión Electoral de la MUD entregar los cuadernos de votación porque eran necesarios para hacer una auditoría del proceso. Ahora, si el TSJ no es consecuente y no actúa de la misma manera estará contribuyendo a la ingobernabilidad, aquí no habrá Gobierno”.

 

¿Imparcial?

Ya el magistrado Fernando Vegas Torrealba, presidente de la Sala Electoral del TSJ, se reservó el conocimiento de los dos recursos interpuestos por Henrique Capriles, encargando de la revisión de uno de ellos al magistrado Malaquías Gil, abiertamente identificado con el oficialismo, pues en el periodo pasado fue diputado a la Asamblea Nacional por el Partido Socialista Unido de Venezuela.

 

En lo que a experiencias de presuntos fraudes electorales en elecciones presidenciales se refiere hay dos factores que se repiten en el mundo: Son los candidatos en funciones de poder o apoyados por el oficialismo quienes tienen la capacidad de amañar resultados y, aunque no siempre los resultados son a corto plazo, la verdad siempre se conoce.

 

En Perú, en el año 2000, Alberto Fujimori huyó del país y presentó su renuncia el mismo año de la elección; en Ucrania, en 2004, el Tribunal Supremo ordenó repetir las elecciones; en Uruguay, en 1971, el candidato que cometió fraude terminó dando un golpe de Estado y documentos del Gobierno de Estados Unidos confirmaron luego que su elección había sido fraudulenta; y en México, en 2006, único caso en el que no logró comprobarse que hubo fraude, el propio presidente venezolano Hugo Chávez apoyaba el reconteo de votos y posteriormente el caso fue llevado al cine.

 

Antecedentes

Uruguay, 1971

Wilson Ferreira Aldunate solicitó la impugnación de las elecciones en las que, según la Corte Electoral, había sido derrotado por un margen de 0,76% por Juan María Bordaberry, quien dos años más tarde dio un golpe de Estado. La impugnación se debió a la existencia de circuitos con un elevadísimo porcentaje de participación, circuitos con más votos que votantes y constatación de urnas abiertas previamente al escrutinio.

 

Posteriormente, en documentos desclasificados de Estados Unidos se cita una conversación entre el presidente norteamericano Richard Nixon y el primer ministro británico Edward Heath, en la que se afirma que las elecciones uruguayas habrían estado «amañadas» y que Brasil habría participado del fraude.

 

Perú, 2000

Alejandro Toledo denunció fraude en la primera vuelta en la que el árbitro electoral adjudico 49,84% a Alberto Fujimori, quien buscaba la reelección, frente al 40,24% de Toledo. La denuncia de Toledo hacía referencia a que en dicha elección votaron 345 mil fallecidos y 311 mil peruanos residentes en el exterior aparecían votando en Perú.

 

También denunció la existencia de un millón 377 mil votos más que votantes inscritos. Alejandro Toledo decidió no presentarse para la segunda vuelta, en vista de que las instituciones peruanas desestimaron sus denuncias. Fujimori terminó ganando con 74,33% pero el 22 de noviembre de ese mismo año anunció su renuncia desde Japón, donde se asiló.

 

Ucrania, 2004

El líder opositor Viktor Yuschenko llamó a sus partidarios a emprender acciones masivas de protesta por el fraude electoral de los resultados de la segunda vuelta de las presidenciales, que otorgó a su rival, el oficialista Viktor Yakunovich 49,3% contra 46,91% que habría alcanzado el opositor.

 

Las denuncias apuntaban a falsificación en los cuadernos electorales por parte de los oficialistas. El Tribunal Supremo de Ucrania reconoció que se cometieron serias irregularidades que violaban la ley y, por lo tanto, era imposible conocer cuál había sido el resultado real, resolviendo ordenar que se repitieran un mes después las elecciones.

 

México, 2006

Andrés Manuel López Obrador exigió el reconteo voto a voto en unas elecciones en las que alcanzó 35,33% y su contendor, Felipe Calderón, fue proclamado como Presidente con 35,89%. López Obrador denunció que había actas de casillas con cientos de votos a favor de Calderón, que superaban incluso en número de electores en el padrón electoral.

 

La impugnación de la elección no fue admitida y el reconteo del 100% de los votos solicitado por López Obrador fue rechazado por el tribunal electoral, el cuan considero que era suficiente con una auditoría solo en 11 mil 839 urnas en 155 distritos, lo que representaba apenas 9,2% del total de los votos.

 

Fuente: La Verdad

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