A quién envíes las fotografías subiditas de tono es cosa tuya, tan privada como las mismas imágenes. Así, a bote pronto, se me ocurre que podrías enviar fotos eróticas a tu pareja, a tus nuevas conquistas o, por qué no, a las futuras… Lo que la aplicación móvil SnapChat sí controla, y mucho, es el tiempo de visionado.
Al más puro estilo de las pelis de acción e intriga, la imagen se autodestruye en unos pocos segundos, que oscilan de uno a diez, en función del tiempo programado. ¿Pero, con qué fin? Tan efímera visión viene acompañada por una cuenta atrás desde que presionamos el botón de visualización, y al mismo tiempo bloquea la función de pantallazo en el teléfono para evitar una posible difusión viral.
Dos estudiantes de la Universidad de Stanford, Bobby Murphy y Evan Spiegel, crearon esta aplicación móvil de sexting como trabajo final en una de sus asignaturas, sin ni siquiera imaginar que el éxito iba a ser tan arrollador: la han usado millones de personas, con un tráfico de 50 millones de mensajes diarios.
El borrado no es total
Sin embargo, esta aplicación no es totalmente segura, pues siempre se pueden hacer fotografías durante esos escasos segundos, un tiempo suficiente para hacer un rápido clic con otra cámara convencional o con la de otro móvil. Además, si bien las imágenes se borran en el dispositivo de destino, no tenemos la garantía de que también desaparezcan en el servidor de la aplicación.
La descarga para iPhone es gratuita a través de la App Store, pero ten siempre en cuenta estos pequeños fallos a la hora de decidirte a enviar una foto de contenido sexual. Recuerda que la privacidad total no está garantizada, así que mucho cuidadín.
Fuente: Sexólogos