El calor de La Guaira aburre. Se nota en la cara de quienes deben caminar por el malecón al mediodía. Una anciana sube una cuesta escoltada por tres niñas, que la ayudan a cargar las bolsas del mercado.
El sudor le recorre el rostro y algunas gotas se evaporan antes de tocar el asfalto. El viento no combate la alta temperatura, más bien es su cómplice. El aire caliente las acompaña mientras esperan inertes en la parada de autobús.
Despiertan del trance. “Marica, es Sixto Rein”, grita una de las muchachas mientras el cantante se baja de una camioneta, junto con su escolta. Le regala una sonrisa a la mujer, quien lo recibe en seco. “¿Y tú quién eres?”, le dice. “Tu nieto”, bromea el artista y la abraza. A la abuela, a las niñas, a los vigilantes y a los curiosos les cambia la cara.
Sixto Rein los saluda con ese desdén de concejal en campaña, pero parece un gesto genuino. “Sigo siendo el mismo, viviendo en el mismo sitio, solo que con una cadena que vale más que mi casa”, dice el artista que ha dedicado 9 años de sus 25 a hacerse un nombre en la música.
Sixto Reynaldo Rodríguez Dorta, así lo bautizaron sus padres. Su papá era un showman en un hotel de Margarita, lugar en el que conoció a su mamá. “Y ahí me concibieron, ellos se conocieron con mi estilo de vida (risas). Desde los 16 años me dieron libertad. Yo soy de Anzoátegui, cuando empecé en la música vivía con Omar Acedo en Caracas, después me mudé con mi abuelo y ahora estoy en La Guaira. Desde chamo estoy tocando en discotecas, con alcohol, con vicios, con mujeres, con muchas cosas que nos encantan pero que no pueden ser en exceso porque te pueden perjudicar”, cuenta quien lleva la sonrisa como uno de los 16 tatuajes que tiene.
Las tentaciones y los lujos son parte del género urbano, camino que eligió desde que entró a las filas de Calle Ciega, luego en el dúo Los Nene y ahora en solitario. “Yo siempre he sido espiritual y puro. No es mentira que trato de ser original y real. El reguetón es una película en la que hay avaricia y cosas irreales, por eso hay cosas tan agresivas e impuestas, es parte del entretenimiento. Pero es el género en el que he decidido experimentar y el que disfruto con sus pro y sus contra”.
En las redes sociales encuentra las historias que luego lleva a canciones. “El reguetón es para llamar la atención con esas palabras que no estás acostumbrado a decir, que no te enseñaron en el colegio, que aprendiste en la calle. Los reguetoneros no somos mal educados, sino directos. No quiero que piensen que denigro a la mujer, todo lo que digo es con el mejor sentimiento hacia ellas porque las odiamos y amamos al mismo tiempo, porque son nuestra inspiración. Cada quien interpreta las canciones como mejor le parezca”.
Una esposa y una hija son su cable a tierra. “La familia es la clave para combatir los vicios de la fama. Trato de hacer sentir a cada mujer como una dama cada vez que me saludan o me reconocen en la calle, y eso lo sabe mi esposa. Ha estado conmigo durante 10 años, ella ha conocido mis demonios y mis ángeles. Mi hija es una bendición, tenerla es verme en otros ojos, oírme en otros latidos, sentirme en otra piel. Sabes que esa personita eres tú, pero estás bebé de nuevo. Ahora están en Miami; verlas a las dos por Skype es una imagen que me limpia el corazón y en esos momentos de sensibilidad me digo que no soy tan reguetonero entonces (risas)”.
Sixto Rein prepara su tercera disco: La película real, en el que comparte con artistas como Maluma, J Álvarez y Farruko. “También estoy negociando con Servando y Florentino. Este es otro paso más para hacerme un nombre. Acá dejas de sonar 3 meses en las radios y pierdes fuerza. Quiero ser de los que lanzan un álbum y se dan el lujo de retirarse un año. También quiero crear una productora y darle el espaldarazo a los talentos emergentes, para que no tengan que traer a un Maluma porque nosotros tendremos a alguien como él”.
Cantar a dos bandos. La política es un tema que ha tenido que aprender a sortear Sixto Rein en algunas de las tarimas en las que se ha subido. “Sabemos que estamos en una situación de polarización, pero trato de neutralizar eso. Siempre quiero dejar claro que yo le voy a cantar al público. No soy un cantante cuyas letras invitan a dar mensajes de propaganda. Acabo de grabar un tema con el Potro Álvarez y también he compartido con Chino y Nacho, que tienen otra posición. No me pudo negar a ninguna tarima. Lo que sí no voy es a salir con la bandera de ningún partido político. Saldría con la de mi país”.
El año pasado estuvo en un concierto por el triunfo de la MUD en las elecciones parlamentarias y recientemente participó en otro con ocasión de la Cumbre de Países No Alineados, hecho que lo hizo blanco de críticas porque él es imagen de Pepsi, marca de Empresas Polar. “He escuchado que las relaciones entre el gobierno y Polar no están fluyendo, es complicado encontrar empresas que estén de acuerdo con cualquier término del gobierno. No estoy muy empapado en eso, por eso esquivo el tema. No me voy a negar jamás a una presentación y menos en mi país. Yo he dominado masas desde el principio sin tener uso de razón y hoy en día, que tengo el dominio de mi talento, menos lo voy a dejar de hacer. Digan lo que me diga”.
Fuente: El Nacional