No tenemos cómo agradecer, dentro de la asistencia humanitaria a las miserias incontables del país, a aquellos que se han agrupado para estudiar lo más ajustadamente posible las penurias y crímenes que carcomen el corazón de Venezuela desde hace decenios.
Generalmente son profesionales del área correspondiente. Esto es particularmente necesario en un país con un gobierno que esconde la información que no le conviene, prácticamente toda, o suele mentir descaradamente.
En este editorial queremos comentar algunos datos de la Encuesta Nacional de Hospitales que realiza rigurosamente Médicos por la Salud desde 2014, año de acontecimientos y muertes en nuestro país.
Apuntamos a las cifras y usos que acaecen en nuestros hospitales en un área vital de la medicina, la cirugía, y que muestra la miseria en que ésta se arrastra para tragedia de nuestro pueblo: 80% o más no puede pagar los miles de dólares que cobran los seguros o las clínicas privadas por una intervención quirúrgica.
La cifra más general indica que de acuerdo con el número de hospitales que hay en el país estos deberían tener entre 10 y 15 quirófanos. Sólo tienen un promedio de 4, algo como un tercio de los necesarios.
Estas escuetas cifras indican que la operación del paciente tiene que retardarse en igual proporción para su atención, a un costo de sufrimiento y muerte muy alta. Las pacientes de cáncer de mama, por ejemplo, tienen que esperar entre seis meses y un año o más.
A este vía crucis hay que sumarle que los hospitales adolecen de más de 70% de insumos médicos, verbigracia, a veces la ausencia total de los imprescindibles aparatos de radiología y laboratorio, necesarios para el diagnóstico. Y añada que el paciente o su familia tienen que correr con esos costosos gastos y otros para la alimentación –en 60% de los hospitales no se dan las tres comidas y éstas distan mucho de ser las adecuadas a los diversos males–, además de gastos varios para la dotación de la sala de operaciones y del paciente.
La salud y la educación son las prioridades de todas las políticas sociales sanas. Sin atender el alma y el cuerpo de los ciudadanos no habrá país. Si algo revela la incapacidad y el desprecio por las grandes mayorías nacionales de este gobierno son estos pertinentes y concretos retratos de la penosa vida de esta era de destrucción de lo más esencial y más de todos.