Es justo decir que el sexo (y la manera de disfrutarlo) varía considerablemente de una década a otra. Pero, si hacemos las cosas de manera correcta, aprenderemos más en la medida en que avanzamos hacia la madurez. Por eso, si desde los 20 comenzaste a ocuparte seriamente de tu vida sexual, es probable que 10 años después tengas mucha más información relevante que la que pudiste tener siendo aún un adolescente. La confianza y la experiencia simplemente son vitales para el buen sexo.
Por eso, este conteo puede servir como una lista de consejos para los hombres jóvenes o como un viaje a través de la memoria para los adultos más experimentados. Pero una cosa es segura: te sentirás identificado.
Nº 10: Las mujeres también pueden ser malas en la cama
Esto puede ser difícil de aceptar para muchos hombres. Al principio, el simple hecho de estar con ella desnudos en una misma cama era lo mínimo necesario para sentirse 100% felices. Entonces llega el día en que nos topamos con una chica que grita de manera exagerada y te dice obscenidades sin ninguna razón. Te percatas entonces de algo: no soy yo, es ella. Este es el momento en que das el paso hacia una nueva etapa de la vida sexual donde identificas gustos y disgustos, y ya no se limitan a sentir gratitud… Bueno, siempre sienten gratitud. Pero el hecho es que tienen conciencia de que ella es igual de responsable si una primera y prometedora cita termina en un incómodo encuentro sexual que querrás olvidar.
Nº 9: Puedes hablarle sobre lo que te gusta
¿Puedes hablarle a ella durante el sexo? Sí, sí puedes. Incluso puedes mirarla a los ojos. Ir un paso más allá es hablar fuera de la cama sobre lo quieres que siempre haga y lo que preferirías que no intentara hacer de nuevo. ¿De qué otra manera ella va saber si prefieres que vaya más lento o más rápido? Ninguno de los dos puede leer la mente. Y una vez que hayas roto esa barrera de incomunicación, tu vida sexual será infinitamente mejor. Los 20 son años en donde aprendes lo que realmente te gusta, y eso no se descubre sin hablar… Claro, tampoco pases a ser un “parlanchín”. El silencio también es necesario algunas veces.
Nº 8: Las mujeres también tienen orgasmos
Seamos honestos, cuando eras muy joven esto no podía importarte menos. Entonces, un buen día te topas con una chica que te dice en la cara que no lograste hacerla acabar… ni hacerla sentir nada. Cuando regresas a tu casa, avergonzado, te das cuenta que el asunto de tener sexo es algo que va más allá de ti y tus hormonas desenfrenadas. Ese “regreso a casa” cabizbajo representa una metáfora perfecta de los 20 años. La cuestión completa pasa de ser una operación en solitario a un verdadero deporte en equipo. Necesitas estar pendiente de sus intereses también. Si no puedes lidiar con eso, tu compañera de por vida será la internet.
Nº 7: Hacer realidad las fantasías no siempre es bueno
Tus años de adolescente se te pasaron seguro imaginándote mil situaciones “extremas” en que terminabas teniendo sexo con una mujer. Pero llegas a los veinte y te enfrentas a la realidad: muchas de esas fantasías pueden llegar a ser dolorosas e incómodas. Tienes que probar las cosas para comprobar que funcionan. Es el caso más concreto que demuestra que estos son años de formación.
Nº 6: El sexo ebrio puede ser (muy) mal sexo
El alcohol nos ayudó para controlar la ansiedad y desinhibirnos. Pero, en el camino, las cosas van cambiando y tarde o temprano te das cuenta que un exceso de tragos puede hacer que un gran encuentro se convierta rápidamente en un momento incómodo donde te quedaste dormido en mitad del “primer acto”. Muchos hombres han aprendido esa lección luego de perder la conciencia en mitad de un encuentro sexual y despertar la mañana siguiente solos en la cama, con resaca. Y sin su teléfono.
Nº 5: No está bien salir con la ex de tu amigo. No, nunca está bien
En la adolescencia, la vida era permanentemente como un campamento de verano: cambiabas e intercambias de pareja como si se tratara de una serie de televisión estadounidense. Pero, cuando entras a los veintes, las relaciones comienzan a importar un poco más. Ya no es nada chévere empezar a salir con la ex de tu amigo dos semanas después de que ella lo haya dejado. Eso te hace un mal amigo. Eso forma parte de madurar.
Nº 4: Las mujeres no quieren ver una foto de tu “equipamiento” (o sí, pero no siempre será a tu favor)
Para ser honestos, muchos hombres nunca aprenden esta lección (y de ello pueden dar fe las mujeres). La realidad: el acto de mandarle una foto de tu parte más privada puede ser un error grande (o pequeño, dependiendo del ángulo). Si ya lo has hecho, sabrás de lo que hablamos. Si es algo que te favoreció al final, bien por ti. Si no te devolvió más las llamadas es porque estaba muy ocupada mostrándole la foto a sus amigas y riéndose de ti. La lección más importante aquí es: si quieres que ella lo vea, y estás seguro que quiere verlo, mejor muéstraselo en persona.
Nº 3: El lenguaje sucio solo funciona cuando ella responde
No hay nada más incómodo que unas palabras sucias que se quedan sin respuesta. De hecho, cuando somos muy jóvenes preferimos evadirlas por completo, y así muchos hombres nunca llegan a dominar este “arte”. Sólo la experiencia te da la astucia para poder manejar las palabras “inapropiadas” con la mujer correcta, y descubrir el poder que pueden tener estas… si son bien recibidas.
Nº 2: El juego previo es un mandamiento
Esto no significa que ella tenga que darte siempre sexo oral. Lo que implica es que tú tienes que hacer que las cosas pasen antes del “gran evento”. Cuando empiezan a tener sexo en la adolescencia/juventud, el acto en sí mismo es suficiente para que las dos partes se fueran satisfechas (algunas veces) y aliviados de que “nada salió mal”. Pero maduramos y nos damos cuenta, por fortuna, que hay mucho más qué hacer debajo de las sábanas.
Nº 1: No alardees. Nunca
¿Recuerdan la frase “un caballero nunca tiene memoria”? Pues, aunque sea trillada, no deja de tener validez. Cuando tienes 15-16-17 años, el simple hecho de haber logrado tener sexo te convierte en un rey victorioso. Pero basta ser solo un poco mayor para darte cuenta que a nadie (sobre todo a ninguna mujer) le gusta un “hablador” que se jacta de sus “triunfos”. ¿A qué nos referimos? Simple: puedes perder el chance de volver a visitar a esa linda chica si les contaste a todos tus amigos todo lo que hicieron durante el primer encuentro. Sólo basta un par de segundas oportunidades perdidas para darte cuenta que la jactancia imprudente no tiene cabida en el sexo.
Fuente: http://untiposerio.com