Seúl dio hoy marcha atrás y canceló la orden que obligaba a todos los extranjeros con trabajo en la ciudad a someterse a un test de COVID-19 después de que el Gobierno central pidiera una rectificación debido a las protestas por discriminación.
El Gobierno Metropolitano de la ciudad modificó la orden administrativa, que ahora solo recomienda testar a aquellos extranjeros que trabajen en lugares de alto riesgo, según un comunicado publicado este viernes por el ayuntamiento.
La orden original, implementada el jueves, daba de plazo a todos los no surcoreanos con empleo en la ciudad para testarse hasta el 31 de marzo bajo multas de hasta 2 millones de wones (unos 1.445 euros/1.780 dólares).
La decisión llega después de que la Oficina Central de Gestión de Desastres, que depende del primer ministro y está a cargo de la gestión de la pandemia en el país asiático, pidiera retirar o modificar la medida.
También después de que algunas embajadas protestaran por la orden y de que varias entidades e individuos presentaran denuncias ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos surcoreana (NHRC, por sus siglas en inglés).
El órgano ha dicho en un escrito que «planea determinar si (las medidas) constituyen discriminación o violaciones de derechos humanos».
EFE