Varias oficinas de permanencia de diputados de LREM (la República en Marcha), oficialista, fueron atacados en los últimos días. Uno estuvo a punto de ser incendiado. El presidente Emmanuel Macron reconoce que «la cólera sincera” de los franceses no ha desparecido.
Un grupo de manifestantes de los chalecos amarillos recorría las calles de Perpiñán el pasado sábado en un ambiente jovial. Al llegar frente de donde se ubica la oficina de permanencia del diputado Romain Grau, miembro del LREM (“la República en Marcha” ), oficialista, de entre sus filas apareció un grupo de personas vestidas de negro que atacó el local con raquetas de tenis. Uno de entre ellos intentó meter fuego a las oficinas.
El diputado de la región de los Pirineos Orientales se encontraba trabajando en esos momentos en su oficina. “Afortunadamente un vecino me lanzó un extinguidor por la ventana y pude detener el incendio”, declaró a la AFP.
Diversos representantes del gobierno condenaron inmediatamente la agresión. El ministro del Interior, Christophe Castaner, aseguró que todo será hecho para “identificar los cobardes autores de los hechos”.Por su parte el ministro de la Cultura, Franck Riester, calificó los hechos de “actos absolutamente intolerables en democracia”. El hecho es que ese tipo de ataques se vienen reproduciendo con parsimonia sin que el gobierno sea hasta ahora capaz de frenarlos y aún menos de encontrar a los culpables.
Apenas el jueves anterior otro local de una diputada de LREM fue atacado. Se trata de Barbara Bessot-Ballot quien días antes votó en favor de la ratificación del CETA, el polémico acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá.
Un grupo de agricultores descontentos con ese voto levantaron un muro de cemento de cerca de 2,5 metros de alto frente a la puerta de acceso al local. Los hechos ocurrieron en Vesoul, en la región de la Alto-Saona, localizada en el noroeste de Francia. En este caso fue el ministro de la Agricultura, Didier Guillaume, quien denunció los ataques por “afectar el fundamento mismo de nuestra democracia”.
En total siete locales de permanencias de diputados miembros de LREM fueron atacados desde el pasado jueves, tras el voto por la ratificación del tratado comercial con Canadá a inicio de la semana pasada.
Los ataques a locales de formaciones políticas o de ministerios hacen parte de la historia de las luchas sociales en Francia. Lo que es nuevo es la multiplicación de tales incidentes. Desde la aparición del movimiento de los chalecos amarillos en noviembre pasado diversos locales de permanencia de diputados miembros de LREM fueron atacados. Entre otros locales se cuentas en del diputado de Deux-Sèvres, en Hérault (suroeste), seguido por otro en la Vienne (centro), entre otros muchos.
El sábado, el presidente francés Emmanuel Macron, quien ahora disfruta de sus vacaciones veraniegas, dijo no creer para nada que lo que en un momento dado creó la cólera sincera de una parte de la población haya quedado atrás. “Hay problemas profundos en nuestro país que están ligados a la injusticia, a las dificultades económicas que conocemos desde hace mucho”.
El ambicioso programa de reformas que el presidente quiere hacer aprobar antes de las elecciones municipales del próximo año (jubilados, procreación médica asistida, seguridad del desempleo) podrían reavivar las acciones contra los representantes del oficialismo.
AFP